Por Eva San Martín

esanmartin@ambientum.com


Cuando aquel 9 de abril de 1984 aquellos cinco gigantescos molinos de viento comenzaron a girar en el municipio catalán de Garriguella, en Girona, difícil era imaginar que aquellos aprendices de aerogeneradores fueran a sentar las bases de lo que hoy es el sector de las renovables con más tirón en España. Los molinos apenas alcanzaban a producir los 24 kw por hora. ¡Menos de 125 veces la potencia de lo que generan hoy!

Sin embargo, este equipo de investigadores estaban dando los primeros pasos hacia la implantación de la energía eólica, tal y como la entendemos hoy. Entre ese grupo de pioneros investigadores de Garriguella se encontraba Antoni Martínez, actual director del Instituto de Investigaciones Energéticas IREC de Cataluña.

Carácter inquieto

”La labor de Martínez fue clave, primero, como uno de los pioneros en su desarrollo tecnológico [de la eólica] y, posteriormente, como  responsable de una de las empresas más dinámicas del sector [Ecotècnia], afirma la Asociación Empresarial Eólica, que ha decido reconocer esta tarea concediendo a Martínez el premio de la Convención Eólica, que tiene celebrarse del 8 al 9 de junio en Madrid.



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