Pero, ¿cómo es posible detectar el uso más o menos eficiente de la energía? La respuesta está en la tecnología de la que van equipados los globos aerostáticos:

  • dispositivos como cámaras infrarrojas 
  • detectores térmicos 
  • y otros instrumentos que registran un volumen considerable de datos

Los datos recopilados se procesan posteriormente por un software que los convierte en modelos tridimensionales interactivos. Dichos modelos señalan el grado de dispersión de calor de zonas tan concretas como edificios destacando sus “zonas calientes”.

Además, debido a que los globos operan a baja altura, también se pueden emplear sensores que miden la calidad del aire. De tal manera que la información recaudada se puede utilizar para producir un modelo 3D completo y obtener un análisis exhaustivo de la calidad de vida del entorno.

Los investigadores en colaboración con el Instituto Austriaco de Tecnología (AIT), la AEE (Instituto Austriaco de Tecnologías Sostenibles) y la empresa de servicios públicos municipales Gleisdorf están trabajando conjuntamente con un software desarrollado por Siemens que plasma las imágenes de drones y globos en un modelo tridimensional que, combinadas con información térmica, genera un mapa térmico 3D que muestra las pérdidas de energía.

Gracias al análisis de los datos térmicos, los investigadores pueden hacer propuestas de optimización de los edificios a nivel eficiencia energética ayudando así a tomar decisiones rentables y evitar las malas inversiones. Hasta la fecha, los investigadores de medición de las pérdidas de energía de los edificios mal aislados se han centrado generalmente en las estructuras individuales. Sin embargo, se quieren ampliar las zonas analizadas para individuar los entornos que más derrochan energía.



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