Actividad molesta para las aves

Aprovechando el buen tiempo, decenas de parapentistas se concentraron el pasado sábado 23 de julio para sobrevolar juntos en el entorno del monte Cerredo desde la localidad de Islares (Cantabria). Su ruta se acercó, como en otras ocasiones, hasta los acantilados que albergan la buitrera de Candina-Cerredo, la mayor de toda la cornisa cantábrica y la única situada sobre acantilados marinos de toda Europa.

La masiva afluencia de parapentes en la zona asustó a las aves y provocó la estampida de más de 80 buitres y de tres parejas de alimoches. El suceso ocurre en un momento crítico para los residentes de la buitrera: tanto buitres como alimoches se hallan en pleno proceso de repoducción y están alimentando a sus crías. 

SEO/BirdLife apela a la responsabilidad ciudadana y de las administraciones competentes para asegurar que la práctica de deportes de aventura, como parapente, ala delta o escalada, sea compatible con la conservación de la biodiversidad y, en particular, de especies protegidas como pueden ser los buitres o el alimoche. El caso de la buitrera de Sonabia, detectado por el grupo local SEO-Castro, que realiza seguimientos en la zona, es un exponente más. Puntos como la Zona de Especial de Conservación de Sierra Salvada (Bizkaia) o el Risco de Famara y la Graciosa, ambos en Canarias, han vivido situaciones similares.

Las molestias pueden ser involuntarias: algunos deportistas piensan que, al trazar círculos en el aire como hacen las aves, no las molestan pero el problema es otro y se ubica en los nidos. Al aproximarse a las paredes donde se ubican las buitreras, parapentes, un ala delta o un escalador, espantan a los esquivos buitres o alimoches, que abandonan rápidamente el nido y dejan solos a sus pollos. Mientras haya aparatos en su zona de acción, no volverán al nido y, por tanto, no cebarán a sus crías, lo cual puede repercutir seriamente en su supervivencia. Son varias horas sin recibir alimento en un momento vital.

Hay más: en ocasiones, los pollos se hallan en su última fase de crecimiento  -es, de hecho, el caso de los pollos de la buitrera de Monte Cadina- y son todavía torpes volando. Al asustarse, pueden emprender un vuelo que no acabe bien.

 “No es la primera que algo así ocurre en Monte Cadina. Siempre sucede cuando los parapentistas vuelan por la zona. Sin embargo, nunca habían sido tantos a la vez, ocupando todas los cantiles con nidos y durante tanto tiempo. Se ha hablado con colectivos de parapentistas en otras ocasiones para convencerles de que no deben volar por esa zona y siempre nos han contestado que se iban a autorregular, pero la realidad es que se ignoran nuestras advertencias”, señala Oscar Prada, miembro del grupo local SEO-Castro. 



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