Ciudades españolas que sufren la contaminación

Cuando se habla de ciudades contaminadas en España, Madrid se convierte en protagonista indiscutible. La gran densidad del tráfico, los periodos de estabilidad climática y la falta de corrientes de aire constantes forman sobre la capital esa ya tristemente conocida boina gris y obligan de vez en cuando al ayuntamiento a tomar medidas de emergencia como limitar la velocidad del tráfico o el número de coches que pueden acceder al centro de la ciudad.

Pero Madrid no es la única ciudad que sufre y combate la contaminación del aire en nuestro país. Aunque en la mayoría de los casos el problema no se acerca en cuanto a gravedad al que sufre la capital, hay otras ciudades que lidian con él con mediciones continuas, planes de emergencia y estrategias a medio y largo plazo.

Barcelona

Barcelona, igual que Madrid y que otras grandes áreas metropolitanas europeas supera habitualmente los límites establecidos por la UE en cuanto a contaminación del aire. El contaminante más abundante es el dióxido de nitrógeno, procedente en su mayoría de los vehículos diésel.

Esa es la principal fuente de contaminación atmosférica de Barcelona: el tráfico rodado, especialmente los coches con motor diésel y los más antiguos. También contribuyen, aunque en menor medida, las actividades industriales (especialmente las obras) y las nubes de polvo subsahariano que llegan periódicamente a través del Mediterráneo. La orografía en la que se enclava Barcelona, entre la cordillera de Collserola, el puerto, Montjuïc y el río Besòs, provoca que la contaminación se acumule durante días, especialmente en periodos anticiclónicos.

Avilés

Los habitantes de Avilés también padecen a causa de la contaminación. La ciudad obtuvo malos resultados en la evaluación de 2016 de la calidad del aire que recoge la web del Observatorio de Salud en Asturias. Además, el ayuntamiento se veía obligado a decretar la prealerta por contaminación el pasado mes de noviembre después de que se superasen los límites diarios de partículas en suspensión en varias estaciones de la red de mediciones de contaminación atmosférica durante tres días seguidos.

En concreto, varios medidores registraron niveles de partículas superiores a los límites establecidos. La acumulación y persistencia de contaminación se debió a la estabilidad meteorológica. Normalmente, el aire tanto en horizontal por la acción del viento como en vertical por las diferencias de temperatura. El aire caliente está abajo y se enfría a medida que sube. En otoño e invierno, cuando se producen anticiclones que pueden durar varios días, estos procesos se detienen. El pasado mes de noviembre, a esto se sumó otro fenómeno natural que aumentó la cantidad de partículas en el aire: las nubes de polvo sahariano.

Granada

Granada es otra ciudad donde los problemas de contaminación ambiental son recurrentes en los últimos años. Sus estaciones de medición registran periódicamente niveles superiores a los permitidos de dióxido de nitrógeno que, si bien siguen siendo inferiores a los de Madrid y Barcelona, indican que los granadinos conviven con un riesgo cotidiano para su salud.

La principal fuente de contaminación en Granada es el tráfico, seguida de las calefacciones. Según este artículo de "El Ideal", se estima que el 40% de las comunidades de propietarios utilizan calderas de gasóleo. Eso, unido a las escasas precipitaciones anuales y la falta de corrientes de aire, provoca la concentración de contaminantes y dificulta su dispersión.



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