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Aunque estén en el espacio, a cientos de kilómetros de la superficie terrestre, los satélites que se encuentran en la órbita baja ‘sienten’ la gravedad de nuestro planeta, que los atrae hacia él. Por supuesto, no ejerce el mismo poder que sobre los que estamos sobre el suelo; pero, aún así, la notan.

Es por ello que los ingenieros tienen en cuenta esta variante para calcular la vida útil de estas sondas: algunas incluyen propulsores para reubicarse en la zona correcta; otros simplemente orbitan hasta que caen a la atmósfera y se desintegran -en la mayor parte de los casos-. Sin embargo, en los últimos meses, estas naves están experimentando ‘hundimientos’ muy por encima de lo esperado, reduciendo su ciclo de actividad previsto.

Y los científicos saben quién es el culpable: el Sol. Porque se sabe que el viento solar afecta al efecto arrastre y, ahora mismo, nos encontramos en el máximo solar del ciclo (que dura en total unos once años). Uno, además, mucho más intenso de lo esperado. Aunque aún nos queda mucha física solar que comprender, los investigadores conocen que durante los máximos solares, las manchas sobre nuestra estrella crecen en número. De ellas emergen erupciones solares eyecciones coronales de masa. Y las últimas son bastante potentes. Tanto que nuestra atmósfera superior se ha visto afectada.

Satélites

«Sabemos que esta interacción provoca que el aire más denso se desplace hacia altitudes más altas», explica para Space.com Anja Stromme, directora de la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), una constelación de tres satélites que monitorizan el campo magnético terrestre pero que desde finales de 2021 han visto descender sus órbitas diez veces profundo de lo estimado.

La explicación: el aire más denso provoca una mayor resistencia para los satélites. «Es casi como correr con el aire en contra», explica la científica. El aire ejerce una resistencia que reduce la velocidad de los satélites, lo que provoca que la gravedad le ‘gane’ la partida a la inercia y sea atraído hacia la superficie terrestre.

En concreto, la constelación Swarm caía de media unos dos kilómetros al año; pero desde finales del pasado año, la tasa ha subido a 20 kilómetros anuales. No es la única que lo ha notado: SpaceX informó sobre la pérdida de cuarenta satélites de su megaconstelación Starlink por una tormenta solar.

Antes de que ingresasen en su órbita normal, a 550 kilómetros de altura (fuera de la mayor zona de peligro), el cohete Falcon los dejó a unos 350 kilómetros. Como siempre, después de eso, SpaceX eleva las órbitas utilizando los propulsores a bordo de los satélites. Sin embargo, esta vez la tormenta golpeó de lleno al grupo, que acabó volviendo de forma abrupta a la atmósfera y desintegrándose con su roce.

Los problemas continuarán

Según Anja Stromme, las naves que orbitan alrededor de los 400 kilómetros de altura, «seguramente tendrán problemas», incluida la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), que tendrá que llevar a cabo maniobras de reflote. No será la única: los cientos de cubesats (nanosatélites del tamaño de una caja de zapatos) y de pequeños satélites lanzados en la última década podrían ver peligrar su integridad. «Muchos de estos nuevos satélites no tienen sistemas de propulsión y volverán a entrar en la atmósfera antes de lo previsto».

Sin embargo, esta ‘profecía’ podría no cumplirse: los astrofísicos saben que cada once años (más o menos), el campo magnético del Sol se ‘voltea’, y once años después vuelve a la posición inicial; también conocen que cada uno es un ciclo y, también en cada uno, se da un máximo y un mínimo solar en los que la actividad de la estrella aumenta y disminuye. Pero es algo orientativo. A finales de 2019 entramos en un nuevo ciclo, dirigiéndonos hacia un máximo solar, cuyo pico se dará en 2025.

Los primeros cálculos señalaban que nos adentrábamos en un periodo tranquilo, con pocas manchas y fulguraciones. Ni siquiera los modelos más dramáticos vaticinaron el nivel de actividad que nuestra estrella está mostrando en la actualidad. Pero, ¿eso significa que los fenómenos crecerán exponencialmente en los próximos años? Es algo que los científicos no saben con certeza: la actividad solar podría bajar en los próximos meses o años, y convertirse en un periodo más ‘relajado’. Aún quedan muchas incógnitas para entender por completo a nuestro astro rey.

Fuente: Patricia Biosca / ABC

Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-enorme-actividad-provoca-satelites-caigan-orbitas-202206260309_noticia.html



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