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El cambio climático ha duplicado las posibilidades de violentas tormentas en California. Es lo que afirma un reciente estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y el Centro Nacional de Investigación Atmosférica; una futura tormenta podría provocar, dice, el desplazamiento de entre cinco y 10 millones de personas debido a las inundaciones.

El estudio se basa en un fenómeno anterior conocido como la Gran Inundación, una tormenta de 30 días (casi como la del Diluvio Universal de Noé que duró 40) que tuvo lugar en 1862 y que provocó aluviones en un territorio de casi 500 km de largo y 100 de ancho.

Violentas tormentas

Según los modelos utilizados por los investigadores en un futuro podría producirse una tormenta que generaría entre 200% y 400% más de escorrentía que en el episodio del siglo XIX. La razón: unas lluvias más intensas por hora y vientos más fuertes. Los investigadores alertan de que este tipo de tormentas se producían de forma natural cada 100 o 200 años, pero eso era antes del cambio climático. Ahora las posibilidades de que se produzca un evento así se han duplicado.

EE UU se enfrenta también a otra alerta. La Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos (NOAA) también lanzaba una señal hace unas semanas en la que afirma que la temporada de huracanes de este otoño puede ser más activa de lo normal. El organismo cuenta con que se formen entre 14 y 20 ciclones tropicales con nombre, de los que entre 6 y 10 llegarían a categoría de huracán.

«Las observaciones parecen indicar que sistemastropical es como los huracanes dejan ahora más precipitaciones y es posible que se estén desplazando más lentamente, lo que redunda en mayores daños en una misma zona. No parece haber un incremento en el número de huracanes a escala global, aunque sí es posible que se estén produciendo más huracanes de categoría 3, 4 y 5, los más destructivos», matiza Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Lluvias torrenciales

En el otro lado del mapa, otro evento extremo relacionado con el cambio climático tiene sumido Pakistán en el caos; de hecho, más de un tercio del país ha quedado sumergido. El secretario general de la ONU se refería a las lluvias torrenciales que asolan el país como «monzones con esteroides» y recordaba que ya han fallecido mil personas y hay afectados unos 33 millones de ciudadanos de ese país. Y es que según viene alertando el organismo desde hace años, las sequías, las tormentas y las inundaciones son los fenómenos que encabezan la lista de catástrofes de los últimos 50 años. La causa de tanto fenómeno extremo es el cambio climático.

Mediterráneo

El día uno de septiembre arrancaba oficialmente el otoño climatológico, un periodo que en la Península se caracteriza por las lluvias torrenciales. Un verano de récord de temperaturas en el Mediterráneo ha hecho plantearse cómo se comportará la atmósfera en las próximas semanas y si hay peligro de llegada de grandes tormentas e inundaciones.

«Una atmósfera y océanos más cálidos implican más energía y agua disponibles que pueden hacer más intensas las tormentas, aunque en este sentido intervienen numerosos factores, algunos locales, que escapan a los modelos climáticos. Hay una gran incertidumbre al respecto, pero las proyecciones apuntan a un ligero incremento de la cantidad de precipitación acumulada en los días más lluviosos del año, que podríamos interpretar como un incremento de la torrencialidad en la manera de llover en España, algo que ya se observa en el Mediterráneo», explica Rubén del Campo.

Además, puntualiza que «en otoño, el mar Mediterráneo está lo suficientemente cálido en nuestro entorno como para favorecer las lluvias torrenciales siempre que las condiciones atmosféricas sean las adecuadas. No siempre es así, y por ejemplo, tras unos veranos de 2017 y 2003 muy calurosos y con el Mediterráneo muy cálido, los otoños fueron secos en el área mediterránea, pues no llegaron danas o gotas frías. Si estas perturbaciones atmosféricas llegan, evidentemente se aliarán con el mar muy cálido para generar precipitaciones intensas, aunque el que alcancen un carácter más extremo o explosivo no depende solo de la temperatura del agua superficial del mar, sino también del aporte de humedad en la atmósfera, la llegada de vientos marítimos en superficie, factores locales y orográficos, etc».

A corto plazo, no hay previsión de grandes lluvias ni tormentas

Si hay algo claro en estos primeros días de otoño es solo la expectación. De momento, y a corto plazo, no hay previsión de grandes lluvias. «Al contrario, los modelos estacionales están señalando poca precipitación para los próximos tres meses. Pero sabemos que en nuestro país, se pueden formar unas situaciones de gran inestabilidad en apenas 12 horas, que te rompen todas las estadísticas. Por tanto, este otoño precaución con la evolución del tiempo atmosférico y vigilancia continua, porque las condiciones son de riesgo elevado, debido al calor acumulado durante el excepcional verano que hemos vivido», matiza Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.

Independientemente del corto plazo, parece que los daños personales personales y económicos provocados por las grandes tormentas cada vez son mayores. Hace un año el Instituto de Recursos Mundiales afirmaba que para 2030 el número de personas afectadas por las inundaciones fluviales pasará de los 65 millones que eran en 2010 a 132 millones y el número de afectados por las inundaciones costeras aumentará de 7 a 15 millones en ese mismo periodo. Los investigadores americanos que pronostican la megatormenta en California, advierten también de que «los trabajos anteriores y este estudio ilustran la creciente urgencia de planificar y mitigar los riesgos de inundaciones potencialmente catastróficos».

En España hay más de 1.300 áreas catalogadas como de alto riesgo potencial de inundación, fluvial y marina. «Deberíamos estar preparados para afrontar este tipo de situaciones. Pero nos movemos a “golpe de desastre”. No tenemos cultura de planificación. Somos muy buenos en gestionar emergencias, pero no en planificar medidas», afirma Olcina. Adaptar las construcciones, planificar el urbanismo en el litoral, construir sistemas de drenaje urbano son algunas de las medidas que deberían aplicarse a medio plazo para evitar daños.

El hito histórico de la tormenta Danielle

Hace días que se habla de Danielle, el ciclón tropical que ha batido el récord de liberar más energía en una latitud impropia. Se espera su llegada a la Península y mucho se ha hablado de la posibilidad de que tocara la costa Atlántica como huracán.

Las últimas previsiones al cierre de esta edición afirman, sin embargo, que el ciclón comienza a debilitarse y que llegará en las próximas horas a la Península Ibérica convertido en borrasca. La AEMET ha pronosticado que Danielle dejará lluvias en torno a los días 10 y 11 de septiembre. «Las probabilidades de que afecte a España son muy bajas, inferiores al 10%, aunque podría, eso sí, originar mal estado de la mar», dice.

Fuente: EVA MARTÍNEZ RULL / LA RAZÓN

Artículo de referencia: https://www.larazon.es/medio-ambiente/20220909/gngbn4f2yjb5balgp7lna2zx5y.html



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