El plomo es el metal más reciclado en el mundo, y cerca del 80 por ciento de éste es empleado para la fabricación de acumuladores, cuya industria vuelve a utilizar el 95 por ciento del que alguna vez usó en sus productos.

Sin embargo, la recuperación se realiza a partir de fundición mediante altos hornos, proceso muy antiguo y contaminante, y por el cual la industria debe cumplir con muy estrictos y costosos controles ambientales. Ante tal panorama, un grupo de investigadores del departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I) crearon un sistema químico alternativo para la obtención y reciclaje de plomo, a partir de acumuladores usados, que emplea menos recursos y no contamina el ambiente.

De acuerdo a la doctora Gretchen Lapidus Lavine, líder del grupo científico, el proceso para obtener plomo de los acumuladores está prácticamente prohibido en Estados Unidos y Canadá, por lo contaminante que puede resultar, hecho por el cual las baterías se envían a México, por ejemplo, a Nuevo León donde una fábrica muy grande obtiene el metal para volverlo a usar.

“Empleando nuestra metodología se extrae el plomo, o cualquier otro metal, sin usar fundición, mediante un sistema que emplea soluciones acuosas. El proceso se ha validado en laboratorio, pero no se ha recibido por la industria porque prefieren los métodos tradicionales, aunque también por ello tenga que hacer grandes desembolsos para cumplir con los controles ambientales”, explica la doctora Lapidus Lavine.

No obstante, por su importancia ecológica, el proyecto fue unos de los 16 elegidos de origen mexicano para participar en el programa de becas Leaders in Innovation Fellowships 2015, patrocinado por Newton Fundation y la Academia Real de Ingeniería de la Gran Bretaña, y que a nivel mundial elige casos de éxito de transferencia tecnológica y de emprendimiento.

El reconocimiento permitió a la doctora Lapidus Lavine acudir a Londres a recibir durante dos semanas un programa intensivo de entrenamiento, establecimiento de redes de contactos y asesoría de mentores en comercialización de ciencia e innovación, por parte de especialistas de Isis Innovation, la oficina de transferencia de tecnología de la Universidad de Oxford.

La coordinadora del Laboratorio en Hidrometalurgia de la UAM-I refiere que llevan varios años en el estudio de procesos alternativos para obtención de metales a partir de minerales, como la galena, o material de reciclaje, como basura electrónica o los acumuladores usados.

Como equipo de trabajo han conseguido 13 patentes. Sin embargo, el procedimiento para re-obtener plomo no es patentable en su forma integral, puntualiza la especialista.

La industria que recupera el plomo y lo reutiliza en acumuladores invierte mucho en los controles anticontaminantes cuando emplean fundición. Además, utiliza carbón que es barato, pero que deja una enorme huella de dióxido de carbón.

Pese a ello, cuando los industriales oyen que se trata de un proceso hidrometalúrgico le “dan la vuelta”, porque consideran que se contaminará mucha agua. Sin embargo, en el sistema propuesto lo que hace es que se recicla.

El proceso de la UAM-I se realiza a temperatura ambiente, es más sencillo, de bajo riesgo, pero más tardado, comparado con el proceso basado en la fundición. Utiliza agua para “separar” el plomo empleando reactivos, y la solución se puede usar nuevamente, después de haber recuperado el plomo metálico por electro-obtención.

Otro proceso para obtener plomo es al aprovechar el mineral galena, del que se obtiene también plata, zinc o cobre; el metal que nos ocupa se consigue a partir de sulfuro de plomo, mismo que requiere combustión para apartar el azufre. Llevarlo a cabo de esta manera es costoso, por ello la industria prefiere el plomo reciclado de los acumuladores.

Cabe remarcar que el plomo es el metal más reciclado del mundo y que su mercado no se agotará en muchos años, pues las baterías de plomo-ácido es la forma más eficiente para el almacenamiento de energía eléctrica en fuentes fijas.

“También proponemos tratamiento para la industria minera que genera escoria y de la cual se puede obtener plomo en forma de sulfatos para volverlo a usar, pero también han mostrado poco interés. Es frustrante”, lamenta la doctora Lapidus Lavine.

Señala que el equipo científico de la UAM-I tiene planes de echar a andar una pequeña planta piloto para que los empresarios puedan conocer el proceso, pero hacen falta recursos para ello. 



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