¿Podemos escapar del calor?

Ésta ha sido una de las conclusiones de la investigación del profesor de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) José María Fernández-Crehuet presentada en el Congreso Internacional sobre el Uso del Tiempo, celebrado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de esta universidad madrileña.

La hora oficial GTM +1 (en invierno), con cambio a la hora actual GTM +2 (en verano) que es el que hacemos, supone una hora de adelanto en horario de invierno y dos en horario de verano con respecto a la hora del meridiano de Greenwich que pasa por nuestro país. 

En España, el sol suele brillar alrededor de nueve horas en invierno y dieciséis en verano. El alargamiento de las horas de luz solar por la tarde entre una y dos horas es perjudicial en la época estival, ya que debido a las altas temperaturas que sufre gran parte de la Península y Baleares durante los meses de verano, al tener un mayor número de horas de calor en la franja central del día, se retrasan las actividades de ocio y tiempo libre en el exterior hasta el inicio del atardecer y la puesta del sol, coincidiendo con la bajada de las temperaturas. Esto provoca un retraso en los horarios de alimentación y sueño, además de consumos máximos históricos de electricidad por el uso de aires acondicionados.

Aunque en otros países europeos nórdicos dicha puesta del sol sea posterior en estos meses, al no soportar las altas temperaturas de nuestro entorno pueden disfrutar de más horas de luz en el exterior realizando cualquier actividad sin peligro para la salud.

Efectos saludables de no cambiar la hora

Además de volver a la hora oficial de Greenwich (GTM), otra posible solución sería mantener el horario (GTM +1) todo el año, negociando la aplicación de la directiva europea para que el cambio de hora sólo se aplique en los países a los que beneficie. Este escenario supondría suprimir el cambio de hora estacional, lo que permitiría mantener siempre una diferencia de una hora con respecto a la que nos corresponde por nuestro meridiano durante los siete meses del año en los que tenemos más horas de luz.

Con esta iniciativa, el sol saldría una hora antes (desde final de marzo hasta final de octubre) facilitando un despertar más natural y acercándonos a nuestra hora solar natural, adelantando nuestros horarios de alimentación y sueño y permitiendo dormir más tiempo. Además, la pérdida de una hora de sol por la tarde sólo se daría en los meses de mayor número de horas de luz (desde final de marzo hasta final de octubre), obteniendo unos hábitos de vida más saludables.



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