De 1925 a 2016, el estudio descubrió que la frecuencia de olas de calor marinas había aumentado en promedio en un 34% y la longitud de cada ola de calor había ascendido en un 17%. En conjunto, esto condujo a un incremento del 54% en el número de días de olas de calor marino cada año.

«Nuestra investigación también encontró que a partir de 1982 hubo una notable aceleración de la tendencia en las olas de calor marinas», señala el autor principal, el doctor Eric Oliver, de la Universidad de Dalhousie, Canadá.

Algunos ejemplos recientes muestran cómo de importantes pueden ser los eventos de ondas de calor marinas. En 2011, en el oeste de Australia se vio una ola de calor marina que desplazó a los ecosistemas de ser dominados por plantas laminariales a ser dominados por algas marinas.

Ese cambio se mantuvo incluso después de que la temperatura del agua volviera a la normalidad. En 2012, una ola de calor marina en el Golfo de Maine, en Estados Unidos, provocó un aumento de las langostas, pero un desplome de los precios que perjudicó seriamente a las ganancias de la industria.

Olas de calor marinas

El agua cálida persistente en el Pacífico norte entre 2014 y 2016 dio lugar a cierres de pesquerías, varamientos masivos de mamíferos marinos y floraciones de algas nocivas a lo largo de las costas. Esa ola de calor incluso cambió los patrones climáticos a gran escala en el noroeste del Pacífico. Más recientemente aún, la intensa ola marina de Tasmania en 2016 provocó brotes de enfermedades y disminuyó las tasas de crecimiento en las industrias acuícolas.

Los investigadores utilizaron una variedad de conjuntos de datos de observación para revelar la tendencia del aumento de las olas de calor marinas, combinando datos satelitales con conjuntos de datos de un siglo de duración tomados de barcos y varias estaciones de medición terrestres.

Luego, eliminaron las influencias de la variabilidad natural causadas por la Oscilación del Sur de El Niño, la Oscilación Decadal del Pacífico y la Oscilación Multidecadal del Atlántico para encontrar la tendencia subyacente.

«Hubo una relación clara entre el aumento de las temperaturas promedio de la superficie del mar y el incremento de las olas de calor marinas, casi igual que vemos aumentos en los eventos de calor extremo relacionados con el incremento de las temperaturas promedio mundiales», afirma el coautor Neil Holbrook, del IMAS en la Universidad de Tasmania.

Fuente: iAgua,



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