Metodología que ayuda a reducir el impacto económico de la sequía en la agricultura de regadío

La investigación, que acaba de ser publicada en la prestigiosa revista científica Journal of Hydrology, forma parte de su tesis doctoral que está siendo dirigida por el subdirector del IIAMA y director de la Cátedra de Cambio Climático GVA-UPV, Manuel Pulido-Velázquez. 

La metodología permite conocer el efecto de las medidas de mitigación -evaluado como reducción de las pérdidas económicas producidas por las sequías-, a través del indicador económico del valor de la producción, que tiene en cuenta tanto la disponibilidad de los recursos hídricos y la volatilidad de los precios de los cultivos.

De hecho, con este modelo se ha analizado los efectos que tendría sobre el sistema del Júcar la implementación de determinadas medidas de mitigación, como la puesta en funcionamiento de los “pozos de emergencia de sequía”, -que ya se activaron entre 2005 y 2008 para tratar de suministrar el total de la demanda objetivo de los usuarios. 

En este caso se comprobó que con estos nuevos recursos, se pueden reducir significativamente las pérdidas económicas, determinando la rentabilidad económica de esta medida, tal y como asevera el investigador del IIAMA. “Los resultados obtenidos ilustran la importancia del uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas para amortiguar las pérdidas de la sequía en la agricultura”.

Asimismo, también se observó que el aumento de precios de los cultivos puede compensar parcialmente las pérdidas económicas de la reducción de la producción, como consecuencia de la escasez de agua. 

Por todo ello, Antonio López considera que esta nueva técnica permite realizar una gestión “más informada, global y eficiente”, pues obtiene las distribuciones de probabilidad acumulada del valor de la producción, con antelación a la próxima temporada de riego. De esta forma, el técnico puede comparar lo valores esperados- de acuerdo con la función de probabilidad acumulada de la producción a 1 de mayo-, con el valor observado en un año húmedo y determinar los posibles impactos de la sequía.

“Con este marco metodológico se puede reducir los potenciales impactos económicos de las sequías, ya que en octubre se puede hacer una estimación de los recursos disponibles para la temporada de riego que comienza en mayo y por tanto adoptar una serie de decisiones”, resalta el investigador de la UPV. 



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