La Organización para la Cooperación y el Desarollo Económico (OCDE) inicia hoy en París tres jornadas de debates presididos por la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, bajo el título "Apertura, reformas y economía del cambio climático" con el que se pretende preparar las respuestas para el escenario que se abrirá en 2012, fecha en la que expiran los compromisos recogidos en el protocolo de Kyoto.

La delegación española estará encabezada por el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, que asistirá el miércoles día 4. Mañana, en el foro previo a la reunión ministerial, participará la ministra de Ciencia, Innovación y Tecnología, Cristina Garmendia.

La cita se produce en un contexto económico difícil, marcado por las turbulencias financieras que están afectando al crecimiento de los países de la OCDE y que se extienden incluso a las grandes economías emergentes.

La fuerte subida del precio de las materias primas bajo el efecto del alza del precio del crudo provoca una inflación generalizada unida otros factores como el encarecimiento de los alimentos en el mundo. A ello hay que añadir la cuestión del cambio climático que la OCDE la considera "uno de los mayores retos de nuestro tiempo".

Así pues, los ministros abordarán con este telón de fondo los siguientes asuntos: las perspectivas económicas actuales, en especial la evolución del precio de los alimentos; las orientaciones estratégicas de la OCDE; la economía del cambio climático; la economía política de la reforma; el sistema comercial multilateral y los fondos soberanos.

Por primera vez asistirán a una cita ministerial de la OCDE los representantes de Chile, Estonia, Rusia, Israel y Eslovenia, los cinco países candidatos a adherirse a la Organización, y los de Sudáfrica, Brasil, China, India e Indonesia, los otros cinco candidatos a una asociación reforzada con el organismo internacional.

Según las previsiones de la OCDE, de no adoptar nuevas medidas de lucha contra el cambio climático, los gases de efecto invernadero aumentarán aproximadamente un 52 por ciento de aquí a 2050 y, como consecuencia, la temperatura del planeta aumentará de 1,7 a 2,4 grados centrígrados respecto a los niveles preindustriales, lo que supone un incremento dos veces superior al registrado entre 1899 y 2005.

Reparto del gasto

Por otro lado, la OCDE cifra en su último informe sobre perspectivas medioambientales en un 0,3 por ciento del PIB el coste de las medidas para luchar contra las emisiones causantes del efecto invernadero y admite que el verdadero problema no reside tanto en el coste total de las medidas como en el reparto del gasto, dado que los países en vías de desarrollo corren el riesgo de ver recortado su PIB en mayor medida que los países industrializados.

"No hacer nada no es una opción barajable porque las consecuencias de la inacción son considerables" , advierte la organización en recientes informes. Así, plantea ralentizar el ritmo de las emisiones a la atmósfera instaurando de manera paulatina una tasa de 25 dólares por tonelada para lograr estabilizar en 2050 las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en los niveles del año 2000.



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