En un artículo publicado en la revista “Science”, los autores del estufio, Darryn W. Wagugh y su equipo, demuestran que las aguas subtropicales intermedias en los océanos del sur se han convertido en "más jóvenes" y las aguas circumpolares "más viejas", unos cambios que son consistentes con el hecho de que los vientos superficiales se han fortalecido conforme la capa de ozono ha adelgazado.

El equipo utilizó mediciones realizadas desde la década de 1990 a mediados y finales de la década de 2000 sobre la cantidad de clorofluorocarbono-12 o CFC-12 en los océanos del sur. El CFC-12 fue producido comercialmente por primera vez en la década de 1930 y se utilizaba sobre todo en aerosoles para el cabello, refrigerantes y sistemas de aire acondicionado, por lo que su concentración en la atmósfera aumentó rápidamente hasta 1990, cuando fue eliminado por el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono.

A partir de esas mediciones oceánicas, el equipo de Waugh fue capaz de inferir cambios en la rapidez con que las aguas superficiales se han mezclado en las profundidades de los océanos del sur. Al saber que las concentraciones de CFC en la superficie del océano aumentaron en tándem con las de la atmósfera, fueron capaces de suponer que cuanto mayor es la concentración de CFC-12 en lo más profundo en el océano, más recientemente esas aguas están en la superficie.

Los cambios de la edad inferidos, jóvenes en el subtrópico y viejas más cerca del Polo Sur, son consistentes con la intensificación de los vientos de superficie observada en el oeste, que se han producido sobre todo por el agujero de ozono sobre la Antártida. Esto sugiere que el agotamiento del ozono estratosférico es el principal causa de los cambios en la ventilación oceánica.

Investigación similar

En esta línea, la revista “Science” publica otro artículo sobre una investigación de la Universidad de Penn State, en Pensilvania (Estados Unidos) con conclusiones similares: el agotamiento de la capa ozono sobre la Antártida es un factor más importante que el aumento de los gases de efecto invernadero en el cambio de la corriente de chorro del Hemisferio Sur en dirección hacia el sur.

Sukyoung Lee y su colega Steven Feldstein, ambos profesores de Meteorología, desarrollaron un nuevo método que utiliza un análisis de conglomerados para investigar los efectos del ozono y gases de efecto invernadero en cuatro patrones diferentes de vientos observados.

El primer patrón de vientos correspondió a un cambio de los vientos del oeste de latitudes medias hacia el ecuador; el segundo patrón también describe un desplazamiento hacia el ecuador, pero incluía un componente tropical fuerte; el tercer patrón corresponde a un movimiento hacia los polos de los vientos del oeste hacia el Polo Sur con un debilitamiento de la fuerza máxima del chorro, y el cuarto correspondió a un cambio más pequeño del chorro hacia los polos con un componente tropical fuerte.

Así, detectaron que el primero se asoció con los gases de efecto invernadero y el tercero se relacionó con el ozono, mientras los otros dos patrones de viento no tenían relación con ningún forzamiento. "El ozono tuvo el mayor impacto en el cambio de la posición de la corriente en chorro", aseguró Lee.

Además de encontrar que el ozono es más importante que los gases de efecto invernadero en el cambio de la corriente de chorro, los científicos también encontraron evidencias de un mecanismo por el cual los gases de efecto invernadero tienen relación en el cambio de la corriente de chorro: los gases de efecto invernadero no puede influir directamente en el cambio de la corriente de chorro, sino más bien indirectamente en la modificación de la convección tropical o la transferencia vertical de calor en sistemas de nubes a gran escala, que, a su vez, influye en el cambio de chorro.



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