La Antártida es, con diferencia, el continente más frío, con una temperatura media anual que ronda los -50 ºC. A su condición de congelador de la Tierra, suma también el de ser el continente más ventoso, el más seco y el de mayor elevación media, con algo más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. Con esta carta de presentación, podemos empezar a entender la razón por la que se dan allí unas condiciones meteorológicas tan extremas, lo que supone un reto para cualquiera que se adentre en aquel vasto territorio.

Las bajas temperaturas son una de las señas de identidad del gigantesco congelador antártico. La mayor parte de la Antártida (un 98%) es una planicie cubierta en su totalidad por hielo, azotada por intensos vientos y con unas precipitaciones muy escasas, contrariamente a lo que pudiera parecer. Allí se han medido las temperaturas más bajas de la Tierra, bastante inferiores a los registros del polo del frío siberiano o a los más extremos medidos en el Ártico.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) considera válido el registro de -89,2 ºC medidos en la base rusa Vostok, en la Antártida Oriental, el 21 de julio de 1983. Esa es, hasta la fecha, la menor temperatura registrada en la Tierra en una estación meteorológica, un dato que tiene carácter oficial; sin embargo, los datos medidos con sensores remotos desde satélite sugieren que en algunos otros puntos de aquel desierto helado se han llegado a alcanzar temperaturas algo más bajas.

En el otoño de 2013, en la reunión anual de la AGU (Unión Geofísica Americana), el investigador Ted Scambos, del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EE UU, dio a conocer los resultados de un estudio en el que se habían analizado los datos tomados durante 30 años por los sensores térmicos infrarrojos de varios satélites polares de la serie Landsat. El récord de frío de Vostok había sido batido. 

En uno de los barridos del satélite Landsat 8, llevado a cabo el 10 de agosto de 2010, se midieron -93,2 ºC en una zona de la gran planicie llamada Domo Fuji. En otra zona próxima, llamada Domo Argus, se midieron -93 ºC el 31 de julio de 2013. El récord oficial -dictado por la OMM- sigue siendo el de los -89,2 ºC de Vostok, pero parece claro que hay zonas de la Antártida donde la temperatura puede llegar a ser más baja.

En la gran meseta antártica hay lugares algo más elevados, en torno a los cuáles hay zonas hundidas de terreno donde el aire gélido se queda estancado y la temperatura puede llegar a caer por debajo de los 90 grados bajo cero. Según Scambos, el procesado más fino de los datos obtenidos por el citado satélite Landsat 8, así como los datos que aporten en el futuro los sensores remotos de nueva generación, más precisos y con mayores capacidades, seguramente arrojaran valores de temperatura todavía algo más bajos, próximos a los -95 ºC.

En las zonas costeras de la periferia del continente antártico, como las Shetland del Sur, donde España tiene sus bases, no se alcanzan unas temperaturas tan extremadamente bajas, pero cobra relevancia el factor viento. Aparte de los frecuentes temporales asociados a las profundas borrascas que circunvalan el continente blanco, de oeste a este, los intensos vientos catabáticos que descienden desde la elevada planicie interior hacia las costas, provocan frecuentes ventiscas que dificultan las labores de los científicos que trabajan en las bases. El congelador de la Tierra, en cualquiera de sus dos modos (interior o costa) funciona casi siempre a pleno rendimiento.



0 0 votes
Valoración
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments