Tecnología contra el cambio climático

En un intento por anticiparse a los impactos negativos del cambio climático, las inundaciones y los tifones sobre la seguridad alimentaria, el Gobierno de Filipinas y la FAO han empezado a utilizar drones no tripulados para identificar qué zonas agrícolas están más amenazadas por los desastres naturales y evaluar rápidamente los daños cuando se produzcan.

Dentro de una fase piloto de este proyecto aún jóven, financiado por la FAO y el Ministerio filipino de Agricultura, se han enviado dos drones a sobrevolar las provincias de Filipinas que se ven afectadas por el actual fenómeno de El Niño.

Unos 25 expertos técnicos gubernamentales y de la FAO están listos para ser desplegados por todo el archipiélago para apoyar las misiones de los drones. Este personal fue formado recientemente en un curso de tres semanas sobre cómo operar los vuelos no tripulados y aprendieron diferentes métodos de teledetección aérea.

Los drones están equipados con equipos de navegación y fotogramétricos que puede generar mapas detallados y con gran cantidad de información a partir de fotografías aéreas, incluyendo el denominado Índice normalizado diferencial de la vegetación (NDVI, por sus siglas en inglés), una fórmula utilizada para evaluar la vegetación y la salud de las plantas.Capaces de cubrir hasta 600 hectáreas al día, los drones deberían acelerar significativamente el proceso de análisis de riesgos, según Christopher Morales, Director de Operaciones sobre el terreno del Departamento de Agricultura de Filipinas.

Nueva herramienta para países amenazados por desastres naturales

Filipinas se encuentra entre los países del mundo más amenazados por las tormentas tropicales y otros desastres. Durante la última década, terremotos, tifones e inundaciones se han cobrado miles de vidas humanas y periódicamente arrasan las infraestructura y la economía en partes del archipiélago.

Unos 20 tifones de gran intensidad afectan el Área de responsabilidad de Filipinas cada año. En 2013, solo el tifón Haiyan devastó 600 000 hectáreas de tierras de cultivo y causó más de 700 millones de dólares EEUU en daños en el sector agrícola. Además, el país asiático también es muy vulnerable a otros riesgos naturales, como sequías, inundaciones y erupciones volcánicas. 

Prepararse ante este tipo de eventos y tomar medidas para reducir los riesgos para los agricultores y los sistemas agrícolas puede reducir en gran medida tales daños y evitar tener que recomenzar la agricultura de nuevo desde cero después de un desastre.



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