La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) adscrita a la Secretaría de Estado de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, lleva registrando en el Banco Nacional de Datos Climatológicos (BNDC) información proporcionada por las variables meteorológicas recogidas en las redes de observación de AEMET desde el siglo XIX, que será un pilar fundamental para el próximo desarrollo del Sistema Nacional del Clima.

 

En un primer momento, varias universidades e institutos colaboraban en la recogida de datos de precipitaciones y temperaturas a través de personal e instrumentación propia, ya que solo había dos observatorios dedicados exclusivamente a la meteorología, el Observatorio Central en el Retiro y el Observatorio de Izaña.

 

En 1911, se amplió la red de observación, lo que se reflejó en el aumento considerable del número de datos, mediante la colaboración de personal voluntario para la observación de la temperatura y la precipitación. Actualmente, hay más de 3.000 voluntarios repartidos por el territorio nacional, que constituyen la red secundaria de observación y cuya labor es indispensable para completar los datos de AEMET y llevar a cabo numerosas investigaciones.

En 1919, se reorganizó el Servicio Meteorológico y se reglamentó la observación mejorando su calidad e incorporando poco a poco el resto de las estaciones hasta constituir la red principal de observatorios climatológicos actual.

Finalmente, en la década de los 80 comenzaron a instalarse, en regiones con deficiencia de observatorios o en áreas de difícil acceso, estaciones automáticas que hoy son casi 900 y cuyos datos se incluyen en el BNDC.

En la actualidad, el volumen de datos producidos por AEMET alcanza 1.800 millones de datos horarios y 2.400 millones de datos diezminutales. Para promover la difusión de la información, mejorar el acceso y favorecer la reutilización de los datos a administraciones, empresas, profesionales y ciudadanos en general, parte de dichos datos son de acceso libre y gratuito a través del primer catálogo publicado por AEMET en datos.gob (http://www.aemet.es/es/datos_abiertos).

Además, AEMET ha empezado a registrar datos relacionados con el clima, como los fenológicos, que son de gran valor para los estudios del clima y para la descripción del año agrícola.

Aparte de estos productos gratuitos, el BNDC proporciona a los ciudadanos información más personalizada y acorde a sus necesidades, suministrando los datos necesarios para la elaboración de certificados e informes.

LA IMPORTANCIA DE LOS DATOS

La recopilación de datos climatológicos es muy valiosa para el estudio del clima y vital para el desarrollo de la meteorología diaria y sus efectos en amplios ámbitos económicos y sociales. Debido a ello, la verificación de estos datos es un factor indispensable que ha llamado la atención a otros sectores de la investigación.

 En concreto, en la Universidad de Zaragoza se ha llevado a cabo el Proyecto AMIX, dirigido por Ángel Luis Garrido, ingeniero en Informática e investigador asociado y que ha sido presentado en una conferencia del ciclo “Encuentros en AEMET”. (https://www.youtube.com/watch?v=j4r9aTcejf8)

 La finalidad de este proyecto es la verificación de predicciones meteorológicas mediante la “minería” de textos que tiene como objetivo la obtención de datos numéricos a partir de textos en lenguaje natural. Es un área multidisciplinar que se sirve de técnicas procedentes de disciplinas como: recuperación de información, minería de datos, aprendizaje automático, estadística y lingüística computacional y resulta extremadamente útil ya que más del 80% de la información de la que se dispone se encuentra almacenada como texto.

Utilizando “la minería de textos” se agiliza y se asegura la verificación de las predicciones de AEMET. En este caso, se han analizado y verificado unas 3.000 predicciones de 2011-2012 con unos 170.000 registros procedentes de 56 estaciones de AEMET en Galicia.

 AEMET ha sido objeto de este proyecto debido a la gran cantidad de datos que genera diariamente y a la facilidad de su categorización a través del léxico, gracias al uso por parte de los profesionales de AEMET del “Manual de términos meteorológicos”, recientemente revisado, que homogeniza la redacción de sus boletines de predicción.

 



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