Los últimos censos realizados por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio confirman  la presencia en Andalucía de cerca de 3.400 parejas reproductoras de buitre leonado (Gyps fulvus), lo que supone un incremento de un 13% de la población contabilizada en 2008 (3.000 parejas) además de un aumento anual de un 4%. 

En cuanto a la distribución dentro de la propia región, el inventario constata que la  población reproductora se localiza en todas las  provincias andaluzas, con la excepción de Huelva, con un crecimiento sostenido y significativo en todas ellas salvo en las de Jaén y Granada. También se ha detectado un incremento de la especie tanto en Sierra Morena como en las cordilleras béticas con la aparición de nuevas colonias de reproducción.

Estos datos vienen a demostrar que actualmente en Andalucía no existen amenazas graves para el conjunto de la población, destacando igualmente que no ha habido  una incidencia importante de falta de alimento tras la crisis de las ‘vacas locas’ y la obligación de recoger el ganado muerto en el campo. A todo ello hay que sumar el éxito de las actuaciones desarrolladas por la Junta a través de la Estrategia Contra el Veneno, que han logrado reducir la mortalidad no natural de la especie en los últimos años en un 50%, aproximadamente. 

En este sentido, la eficacia de dicha Estrategia que contempla medidas centradas en la prevención, concienciación social, disuasión y persecución del delito, ha reducido considerablemente el número de animales muertos por esta práctica ilegal en las poblaciones de  todas las diferentes especies protegidas.

En este contexto, la experiencia andaluza, se ha trasladado al continente africano donde el uso indiscriminado de cebos envenenados está dañando gravemente las poblaciones de buitre. Cabe destacar que la situación actual en África es crítica por la utilización ilegal de estas sustancias tóxicas, que ha provocado un declive de las poblaciones en las sabanas del Este y Sur entre un 50% y 60% y de cerca de un 97% en zonas de África occidental.

Esta especie forma parte indisoluble del paisaje andaluz, siendo un atractivo para el turismo de naturaleza, que busca en esta región grandes áreas naturales, agrestes, bien conservadas y con una alta biodiversidad. Estas aves son además auténticos limpiadores en el campo de reses muertas, al ser carroñeros, previniendo múltiples enfermedades asociadas a los restos de cadáveres. 



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