La Tierra se encuentra en el limbo de la sexta gran extinción

Imagine una antigua carabela perdida en alta mar. Los marineros tienen frío y deciden quemar unos cuantos listones del barco para calentarse. Les parece más acuciante abrigarse que pensar en los mares que tendrán que recorrer en el futuro, así que poco a poco, queman cuerdas, velas y más maderos. El barco, cada vez más expoliado, parece resistir. Al menos hasta que se levanta la primera tormenta.

Parece un cuento, pero no lo es. Según un número especial de la revista Nature publicado este miércoles, esto es lo que el ser humano está haciendo en el planeta Tierra, la "nave" en la que la humanidad surca el frío e inhóspito espacio. Un total de ocho artículos científicos han analizado el impacto de las actividades humanas en la pérdida biodiversidad del planeta. Como si se tratara de las piezas de madera del barco, los investigadores han alertado del riesgo de que la pérdida de especies, hábitats y ecosistemas debilite al planeta y repercuta directamente en el bienestar del hombre. Pero, tal como han concluido los autores de estos trabajos, aún hay margen de maniobra para evitarlo.

"Las actividades humanas nos están acercando a la sexta extinción masiva de la historia del planeta Tierra", ha dicho Forest Isbell, investigador en la Universidad de Minessota (Estados Unidos) y primer autor de uno de los artículos publicados este miércoles. "Y eso a pesar de que la diversidad de especies le proporciona al hombre muchos beneficios, como madera de los bosques, comida para el ganado o peces en los océanos y ríos".

Isbell ha repasado los trabajos más recientes que han estudiado los beneficios que obtiene el hombre de la riqueza de especies: por ejemplo, algunos han demostrado que reducir la biodiversidad de los bosques disminuye su capacidad de producción de madera.

"La anestesia tecnológica nos hace pensar que podemos reemplazar todo lo que nos da la naturaleza con tecnología, pero la realidad es que no podemos sustituir todo", ha explicado a ABC José Antonio González, profesor de ecología en la Universidad Autónoma de Madrid. Pero, tal como reflejan los artículos publicados en Nature, esta idea está cada vez más superada: "Poco a poco, nos estamos dando cuenta de que nuestro modelo depende al cien por cien de la biodiversidad".

Basta con fijarse en la gran cantidad de "servicios" que proporciona un simple parque urbano: "la biodiversidad fija carbono, lo que contribuye a mantener el microclima, retiene el suelo, lo que controla la erosión, regula el ciclo hidrológico y contribuye a mantener agua en los embalses, es una oportunidad de recreación, depura el aire, proporciona madera, y, a veces, puede producir alimentos, como bellotas para los cerdos", ha enumerado González. "Y puedes encontrar montones de ejemplos en cualquier ecosistema al que mires bajo este filtro".



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