El árbol más antiguo del mundo, una pícea de 9.550 años que data de la era glacial, ha sido descubierto en la provincia de Dalarna, en Suecia. La pícea solitaria de Noruega, que pertenece a la especie que tradicionalmente se usa para decorar las casas europeas durante Navidad, representa la planta viva más antigua identificada en el planeta.

La parte visible del árbol, de cuatro metros de altura, tiene alrededor de unos 600 años, pero su sistema de raíces ha estado creciendo por unos 9.550 años. Así lo asegura Leif Kullman, profesor del departamento de ecología y ciencia ambiental de la Universidad de Umeå en Suecia y director de la investigación.

El arbusto, que fue encontrado en una altitud de 910 metros, debe su increíble longevidad a la capacidad de clonarse a si mismo. "Los tallos y el tronco de la pícea tienen una vida útil de alrededor de 600 años; pero tan pronto éstos mueren surgen unos nuevos de las reservas de la raíz" explica Kullman. "Es por esto que el árbol tiene una expectativa de vida muy larga", añade.

Los antiguos remanentes de las raíces de la pícea fueron datados a través de la técnica del radiocarbono. Estos análisis hacen parte de un estudio que indaga sobre la manera en que los árboles poblaron Escandinavia una vez la zona se había deshelado.

"Antes del hallazgo la concepción general hacía suponer que estos árboles migraron al área hace unos 2.000 años, pero ahora tendremos que reescribir los libros de textos", afirma Kullman. De ser cierto esto, es posible afirmar que "la desglaciación ocurrió mucho antes de lo que se cree" y que "incluso la era glacial pudo haber sido mucho más corta de lo que hasta ahora se sabe", tal y como lo apunta el científico.

Los efectos del cambio climático

En el estudio también se encontraron antiguos arbustos de entre 5.000 y 6.000 años de edad. Los investigadores afirman que los análisis de estos árboles podrían arrojar luz sobre cómo las plantas responden actualmente al cambio climático. De hecho, el calentamiento global ha simplificado la tarea de encontrar a los antiguos coníferos de montaña. "Por muchos milenios estos árboles sobrevivieron en la tundra de la montaña como arbustos de menos de un metro de alto; ahora crecen como hongos y se pueden ver fácilmente", explica Kullman.

Pero el cambio climático también podría haber acabado con la vida de estas reliquias durante la época glacial. El equipo descubrió que la arbolada en Suecia central subió unos 200 metros de altitud el siglo pasado, lo que ha provocado grandes cambios en el paisaje. "Algunas montañas bajas que no poseían tundra hace menos de cien años hoy están totalmente cubiertas por bosque, lo que dificulta que sirvan de refugio a las plantas más vulnerables", afirman los investigadores.

Otro factor que ha afectado la conservación de estos arbustos es la intervención humana en sus entornos, en especial con actividades como la tala y la demolición.

Aunque los investigadores aseguran que es imposible encontrar árboles más antiguos que este en Suecia, sugieren que los pinos de Huon, ubicados en la isla australiana de Tasmania, pueden datar de más de 10.000 años atrás.



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