El Cambio Climático está reduciendo el alimento disponible para las ballenas en el Océano Austral, según un nuevo estudio presentado por la organización WWF/Adena en vísperas del inicio de la Sexagésima reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Chile.

Así, el informe Rompehielos: 2ºC que podrían cambiar el hábitat de las ballenas revela que un aumento de la temperatura media global de tan sólo esos dos grados, con respecto a los niveles preindustriales, producirá una reducción de la banquisa en el Océano Austral en una proporción que puede oscilar entre un 10 y un 15 por ciento, hasta más del 30 por ciento en algunas regiones claves. En menos de 40 años, podría registrarse un aumento de temperaturas como el descrito.

"El informe muestra que las ballenas antárticas, como los rorcuales aliblancos, sufrirán cambios dramáticos en su hábitat en un breve período de tiempo", advierte en un comunicado la directora del Programa Internacional de Especies de WWF/Adena y jefa de la delegación de la organización en la reunión de la CBI.

Las especies migradoras afectadas incluyen la ballena azul, el mayor ser vivo de la Tierra, y la ballena jorobada, que apenas comienzan a recuperarse tras la moratoria a la caza comercial. Estas dos ballenas necesitan viajar entre 200 y 500 kilómetros hacia el extremo sur para encontrar las zonas frontales (límites entre diferentes masas de agua) donde se encuentra su principal fuente alimenticia, el krill.

"Al ir desplazándose hacia el sur las zonas frontales, las ballenas deberán moverse en un área de alimentación más reducida," destaca el informe. El krill depende del hielo marino; debido a la disminución del hielo flotante, se espera una reducción en la abundancia de los recursos de los cuales se alimentan las ballenas en las áreas de forraje menguantes.

"La CBI tiene la oportunidad en esta reunión en el hemisferio sur de estudiar todas las posibilidades para aumentar la resistencia de las poblaciones de ballenas frente al cambio climático. Para las ballenas que habitan en la Antártida, la mejor manera de logralo es reducir otras amenazas, tales como la injustificada caza de ballenas con supuestos fines científicos que lidera Japón", añade

Protección de los habitats críticos

WWF/Adena recomienda también la protección de los hábitats críticos, así como limitar los factores de estrés que no están directamente relacionados con el sistema climático, como la pesca, la contaminación y la contaminación sonora de los océanos.

Por su parte, Greenpeace reclamó al Gobierno japonés en otro comunicado que anuncie el fin de la llamada "caza científica" en el Santuario de Ballenas de la Antártida que acaba con 1.000 ejemplares cada temporada. "Es obvio que hoy en día no hay excusa para la caza ballenera. Japón, miembro de la CBI, debería usar las herramientas y tecnologías disponibles en la actualidad, para contribuir al estudio científico de estos animales sin causarles ningún daño. El verdadero reto científico está en estudiar, entender y proteger la Antártida", comentó.

Además, exige a la CBI que actúe "inmediatamente" para reducir las amenazas reales que afectan a los cetáceos y que están llevando a la especie a una situación límite. "A la persecución de los países que siguen promoviendo la caza, hay que añadir la cada vez mayor presión humana en forma de contaminación química y acústica -como el uso de sónares-, la colisión con barcos, el cambio climático o la captura accidental con artes de pesca", advirtió.



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