Las autoridades brasileñas han descubierto la matanza de alrededor de 740 cocodrilos en una reserva natural de la selva del Amazonas.

Los inspectores de la Agencia Estatal de Protección Ambiental (IPAAM) confiscaron alrededor de ocho toneladas de cocodrilos despellejados y conservados en sal en la reserva natural de Piagacu-Purus, a unos 300 kilómetros al oeste de la capital estatal brasileña de Manaus.

"Nos quedamos sorprendidos y alarmados. Esto indica una operación comercial a gran escala", señala Aldenira Queiroz, responsable de la citada agencia.

La carne estaba destinada a ser vendida para consumo humano en el estado brasileño adyacente de Para, y ahora será probablemente incinerada tras su confiscación.

Las pieles de los cocodrilos, la parte más valiosa del animal, han sido arrojadas a ríos, según ha indicado un portavoz de IPAAM.

Algunos ecologistas ya habían denuciado que la reserva era el lugar predilecto para la caza de los políticos locales y empresarios adinerados de la zona.

La caza de cocodrilos en Brasil está prohibida por leyes federales, pese a que algunos expertos alertan de que hay superpoblación de esta estos animales en algunas zonas.



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