La población de mielga, un pequeño tiburón costero muy valorado por su carne, ha disminuido más de un 95% en el Atlántico Nororiental. Mientras, el cailón, que comparte sus rutas migratorias con el gran tiburón blanco, ha visto como su presencia en este océano se ha reducido un 80% en los últimos años. Sin embargo, ambas especies están dentro de la lista de especies capturables, por las prácticas pesqueras.

Alemania ya ha dado un paso importante en la conservación de estas dos especies de escualos, y ha solicitado la inclusión tanto del cailón como de la mielga en ambos en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), lo que aunque no frenaría su captura, sí la reduciría de forma considerable.

Control de las pesquerías

“Mientras que se emplean medidas tradicionales de gestión pesquera para el tiburón, éstas no se aplican de forma generalizada a las especies amenazadas y sus hábitats”, lamenta Xavier Pastor, director de Oceana Europa. Para Pastor es importante regular la actividad de captura, ya que “muchas pesquerías de tiburones carecen completamente de gestión”. “Muchas especies de tiburones y rayas requieren protección según las convenciones de biodiversidad más relevantes. Las medidas esbozadas en ellas deben transponerse a las legislaciones nacionales”.

CITES puede tener un impacto evidente en la conservación de tiburones. Esta convención tiene como fin regular el comercio internacional de especies amenazadas dentro de niveles sostenibles, y las dos especies de tiburón propuestos para protección se verían muy beneficiados si se incluyeran en sus anexos. El Grupo de Revisión Científica de la Comisión Europea, un equipo de científicos, debe decidir este viernes si la mielga y el cailón deben ser incluidos en el convenio CITES.



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