Por Alicia Ruiz de la Sierra

redacción@ambientum.com


Hace más de seis meses que no llueve en el Gran Chaco paraguayo. Con una superficie de casi 250.000 kilómetros cuadrados, la región ocupa cerca del 60% del país. Acoge a una población cercana a los 140.000 habitantes, en su mayoría, indígenas y grupos de campesinos, de los que más del 60% se encuentra por debajo del límite de la pobreza.
 
Las sequías son cíclicas en Paraguay, pero en los últimos años, la situación se ha convertido en un grave problema. Según Save the Children, la deforestación incontrolada y la construcción de nuevas presas no sólo están dañando gravemente la vegetación sino que están provocando la salinización de grandes áreas, reduciendo aún más la posibilidad de soluciones alternativas.

Efectos de la sequía

Cecilia Delaney, coordinadora de Save the Children en la zona, alerta sobre la situación de la infancia: “Los efectos de la sequía en la vida cotidiana de los niños, niñas y adolescentes chaqueños se plasma en el alarmante deterioro de sus condiciones de higiene y nutrición; la falta de un recurso tan vital para un desarrollo adecuado como es el agua, les hace muy vulnerables a enfermedades como el cólera”. “El sistema de protección se debilita y los niños y niñas se vuelven más vulnerables a problemas como la explotación laboral, la trata y la falta de acceso a la educación”.
Una emergencia todavía no declarada

Save the Children se reunía la semana pasada con la viceministra de Emergencia Nacional, así como con el coordinador de la mesa de Agua, quienes trasladaron el carácter cada día más crítico de la situación. “Si bien en virtud del contexto político la emergencia aún no se ha declarado oficialmente, se han confirmado ya casos de cólera, zonas de inseguridad alimentaria, y el agotamiento de reservas de agua y de medios de sustento hasta en las comunidades más prósperas” apuntaba Delaney.



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