Vaya paradoja: en África hay tres veces más personas con móviles que las que tienen acceso a agua potable y retretes. Uno de los problemas de esta situación es el coste de la infraestructura.

La explosión de las comunicaciones llevó a las compañías a apostar por sembrar de redes y antenas en los grandes núcleos urbanos, y el descenso de los precios de las terminales llevó a que un producto considerado de lujo hace 30 años ahora sea accesible con poco dinero.

Actualmente el 93% de los africanos tienen un servicio de telefonía móvil, pero sólo el 30% puede disfrutar de un derecho básico como es el acceso a unos sanitarios con agua corriente.

El 63% puede recibir agua potable de una cañería, según estadísticas del Consejo Mundial del Agua (WWC, por su siglas en inglés). Este organismo calcula que alrededor de 320 millones de subsaharianos no pueden beber agua potable.

El problema es más grave en el África subsahariana

En África hay dos realidades geográficas: mientras que el Norte del continente cuenta con un 90% de población con acceso al saneamiento hídrico, en la región subsahariana este índice cae al 30%, indica la ONU.

Por países, las poblaciones más afectadas por la falta de acceso al agua potable son las de Madagascar y República Democrática del Congo (52%), Chad y Mozambique (51%), Angola (49%) y Guinea Ecuatorial (48%).

No se trata sólo de tener agua para beber, sino también de contar con infraestructuras para tratar las aguas residuales, uno de los grandes focos de concentración de enfermedades y causal de muertes en el continente.

Esta aguas son una combinación de diversos elementos: las aguas negras de efluentes domésticos (heces, orina y lodos fecales), las aguas grises (que provienen de los baños y las cocinas) y las que son expulsadas de los comercios y las industrias.

En África, como en gran parte del tercer mundo, estos líquidos no cuentan con el tratamiento adecuado: el Informe del Desarrollo Mundial del Agua de la ONU precisa que el 70% de las aguas residuales son tratadas en los países desarrollados, pero sólo el 8% cuentan con un proceso de recuperación en los subdesarrollados.

Es una obviedad, pero es así: si no se puede acceder al agua potable, es menos posible que haya infraestructura para tratar las residuales.

Fuente: La Vanguardia,



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