La agricultura es una de las actividades socioeconómicas más importantes en Doñana, pero la intensificación agraria, la caótica distribución de parcelas, o la falta de control sobre recursos naturales como el agua, están comprometiendo el futuro del espacio protegido y la viabilidad a largo plazo de la propia actividad en la zona. Para mejorar la integración ambiental de las fincas agrícolas y conservar los recursos naturales, WWF ha elaborado el manual "Juntos por Doñana", donde se recogen buenas prácticas que podrían llevar a cabo las explotaciones agrícolas en este entorno natural tan sensible.

Cultivos tradicionales como el viñedo y el olivar, y otros de más reciente implantación como el arroz, los cítricos, o los frutos bajo plástico -fresas o frambuesas, por ejemplo- son un componente fundamental de la economía de Doñana. Sin embargo, la proliferación de la agricultura intensiva mal gestionada se ha convertido en una fuente de problemas ambientales, como la ocupación de suelos forestales y arroyos y la falta de control sobre el uso de los recursos naturales, que ponen en peligro la biodiversidad del espacio natural y el futuro de la propia agricultura, aumentando a la vez los impactos del cambio climático y la necesidad de adaptación al mismo.

Dentro del proyecto "Formación y Capacitación en buenas prácticas agrícolas en Doñana", con financiación de la Red de Parques Nacionales, WWF realizó varias actividades formativas dirigidas a agricultores y técnicos, para mejorar la integración ambiental de las fincas agrícolas. Ahora, WWF presenta el "Manual de Buenas Prácticas Agrícolas para la conservación de los recursos naturales en Doñana", donde se recogen las principales medidas para proteger el suelo, el agua o la biodiversidad que podrían llevarse a cabo en explotaciones agrícolas del entorno de Doñana. Algunas de ellas ya se están aplicando e incluso son criterios de obligado cumplimiento en ciertos protocolos de calidad, y con ellas se podría luchar contra los principales problemas ambientales que amenazan hoy día aDoñana, como la erosión, la contaminación o la escasez de agua.

Entre las medidas detalladas en el Manual, destacan las encaminadas a asegurar la legalidad de la explotación en cuanto al cumplimiento de la Ley de aguas y la Ley Forestal Andaluza, la identificación y preservación de los valores naturales de la finca, el mantenimiento y mejora de la fertilidad natural del suelo, el uso sostenible del agua, la reducción en el uso de fitosanitarios o el fomento de la biodiversidad natural.

 Por último, WWF recuerda que la reducción de la huella ecológica de la agricultura es una excelente oportunidad de mercado frente a una sociedad cada vez más sensibilizada, que demanda productos de calidad que respeten el medio ambiente. Esto es especialmente relevante para las producciones hortofrutícolas de Doñana destinadas a unos consumidores europeos cada vez más exigentes en temas ambientales. WWF está convencida de que existe otro modelo que permite continuar desarrollando una agricultura de calidad y productiva, al tiempo que garantiza la conservación de los recursos naturales a largo plazo.



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