La UE – que se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 80-95% por debajo de los niveles de 1990 en 2050 - examina ahora los retos de la descarbonización.

En marzo de este año, la UE publicó su hoja de ruta para una economía baja en carbono, que abarca todos los sectores de actividad. También está desarrollando planes específicos para determinados sectores económicos, de los cuales el más reciente es la Hoja de ruta de la Energía para 2050.

Como es difícil anticipar las necesidades de suministro y de otra índole en el futuro, el plan presenta numerosas hipótesis que examinan los posibles efectos, retos y oportunidades de la modernización del sistema energético y tienen en cuenta las posibles variaciones de los precios del carbono, las tecnologías y las redes.

Rutas hacia la descarbonización

Las hipótesis se formularon combinando las cuatro principales opciones de descarbonización: la eficiencia energética, las energías renovables, la energía nuclear y la captura y almacenamiento de carbono. Los principales hallazgos sugieren lo siguiente:

  • la descarbonización es posible y, a largo plazo, podría resultar menos costosa que las políticas actuales
  • la eficiencia energética y las energías renovables son aspectos críticos, con independencia de la combinación de energías por la que se opte
  • las inversiones para modernizar las infraestructuras deben iniciarse ahora para evitar cambios más costosos en el futuro
  • el mercado común de la energía es indispensable para mantener los costes bajos y garantizar la seguridad del abastecimiento; debería completarse antes de 2014.

Todas las hipótesis dependen de que todos los países tomen medidas con respecto al cambio climático. Además, independientemente de los esfuerzos de reducción de las emisiones de carbono, las redes energéticas de la UE precisan inversiones para sustituir las infraestructuras anticuadas (algunas de ellas se construyeron hace cuarenta años).

Invertir en el futuro

Con la previsible subida del precio de la electricidad hasta 2030, ahora es necesario invertir en redes de electricidad inteligentes y en mejoras de las tecnologías que permitan producir, transmitir y almacenar la energía con mayor eficacia. Estas medidas, junto con un mercado común de la energía, deberían garantizar la reducción de los precios a largo plazo.

Los costes se contrarrestarán con el alto nivel de inversiones sostenibles en la economía europea, los puestos de trabajo creados y la menor dependencia de las importaciones.

Próximos pasos

En los próximos años se presentarán nuevas propuestas basadas en el enfoque de la hoja de ruta, empezando, el año que viene, por medidas orientadas al mercado interior, las energías renovables y la seguridad nuclear.



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