El director del IMIDA, Adrián Martínez, destacó que el departamento de Biotecnología y Protección de Cultivos de este organismo "lleva muchos años dedicado al estudio de los productos naturales y su efecto insecticida sobre algunas plagas". La tendencia actual añadió "es el empleo creciente de productos ecológicos que no dañen el medio ambiente y que no resulten tóxicos para el ser humano". En este sentido apuntó que "la Unión Europea está restringiendo el uso de algunos productos fitosanitarios que pueden ser perjudiciales".

Respecto a las plagas de almacén Martínez apuntó que "de nada sirve que un agricultor obtenga una buena cosecha de arroz, por ejemplo, si a la hora de almacenarlo aparecen coleópteros o lepidópteros que infestan los granos y hacen que el producto pierda calidad o que incluso se deteriore totalmente". De ahí, concluyó, "la necesidad de tratar estas plagas, que en la Región de Murcia pueden ser propiciadas por las elevadas temperaturas y la humedad".

El director del IMIDA advirtió que estas plagas "pueden llegar a provocar grandes pérdidas económicas si no se controlan de forma adecuada". Dichas pérdidas rondan el 10 por ciento de la producción en países desarrollados. No obstante, en países del continente africano, Asia y Centroamérica, las plagas de almacén llegan a producir pérdidas de hasta el 50 por ciento del valor de la producción.

Productos extraídos de las plantas

La investigadora principal del proyecto, María Dolores López Belchí, señaló que "la investigación se ha centrado en comprobar el modo de acción de 8 productos naturales que se encuentran mayoritariamente en las plantas, 6 de ellos pertenecen a los monoterpenoides y 2 a los fenilpropanoides".

Añadió que estos productos "se enmarcan en el concepto de agricultura limpia y pueden ser la alternativa a otros que resultan tóxicos, como la fosfina o el bromuro de metilo, que está a punto de desaparecer por indicación de una directiva europea".

En este sentido apuntó que "existen insecticidas químicos, como los organofosforados y carbamatos, que inhiben la enzima acetilcolinesterasa y todavía permanecen en el mercado, a pesar de que pueden ser perjudiciales para el ser humano, dañar el medio ambiente e incluso producir resistencia en determinadas plagas".

El estudio ha demostrado que algunos monoterpenoides y fenilpropanoides tienen efecto insecticida sobre determinadas plagas, respetando el medio ambiente y sin resultar tóxico para el ser humano. Según María Dolores López, "estos monoterpenoides también se utilizan en alimentación, en perfumes y en otros productos sin causar daño a las personas".

Añadió que hasta ahora los ensayos se han realizado sobre plagas de almacén "algunas popularmente conocidas como gorgojos y polillas, que pueden afectar al arroz y otro tipo de cereales. Aún no hemos comprobado su efectividad en otras plagas". El siguiente paso de la investigación se centrará en cómo aplicar esos productos naturales.



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