Península Antártica (Antártida)

En primer lugar, para poder llegar a la Península Antártica tuve que atravesar el Pasaje de Drake, entre el Cabo de Hornos y las islas Shetland del Sur, el tramo de mar más peligroso debido a sus constantes aguas tormentosas y barrera biológica natural donde las frías aguas polares se sumergen debajo de las aguas más cálidas del norte, generando una gran inestabilidad en la mar y una gran cantidad de nutrientes que sustentan la biodiversidad de esta región. Pude ser testigo del envite de enormes olas de hasta quince metros, que levantaba literalmente la proa del barco en el que viajaba, con una capacidad de 120 pasajeros, para dejarlo caer con tal fuerza que el impacto provocaba que el agua de mar se proyectara hacia la cubierta del mismo.

Cuando la mar daba un respiro y no rugía con tanta fuerza, me dispuse a tomar las primeras fotografías de este viaje acompañado por las aves más grandes del planeta que aprovechaban la estela del barco para desplazarse con mayor agilidad y menos esfuerzo, los albatros (Diomedea exulans). Ellos fueron mis primeros objetivos a la hora de apretar el disparador y en las fotografías se puede ver la elegancia y dominio del vuelo de estas aves en condiciones climatológicas tan adversas.

Tras la culminación del trayecto del Drake, que duró aproximadamente dos días, llegaba a las islas Shetland del Sur, preludio del continente antártico, donde comenzaba a sentir esa mezcla de sensaciones de aventura, asombro, perplejidad y curiosidad que pudieron llegar a experimentar los primeros exploradores de siglos pasados al ver las formaciones rocosas y picudas con restos de hielo entre la espesa niebla.

Las relaciones internacionales con respecto a la Antártida están reguladas por el Sistema del Tratado Antártico (Washington, 1961) que define a la Antártida como todas las tierras y barreras de hielo ubicadas al sur del paralelo 60° Sur. Los firmantes originales fueron Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Sudáfrica y la Unión Soviética, aunque actualmente existen 48 países firmantes, pero sólo 28 tienen derechos decisorios. 

Existe una especial preocupación por la protección ambiental y conservación de la fauna y flora antártica, reflejada en los acuerdos sobre la Convención para la Conservación de Focas Antárticas (Londres, 1972), la Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (Canberra, 1980) y el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (Madrid, 1991), por lo que espero que la Antártida se conserve intacta al afán de desarrollo insostenible y explotación del ser humano.

Al adentrarme por el estrecho canal Lemaire de elevadas paredes montañosas y agua completamente congelada, donde el barco hacía las veces de rompehielos, llegaba a un punto en el cual el canal se abría a mar abierto y dejaba entrever un auténtico museo al aire libre, donde inmensos icebergs de formas imposibles reflejaban sus imágenes especulares en las calmadas aguas, haciendo a la vez de hábitat de pingüinos, focas y ballenas, formando un autentico paisaje onírico.

Puedes obtener más información acerca de mi trabajo en mi página web www.naturalezavision.net o en mi página de Facebook www.facebook.com/naturalezavision.



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