La Unión de Pequeños Agricultores (UPA), la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) y algunas cooperativas están mostrando su malestar a diario por la escasez de las ayudas aprobadas por la Unión Europea (UE) y por la falta de acción del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).

La UE ha informado que está barajando llevar ante la Organización Mundial de Comercio esta prohibición, pero esto no haría nada más que alargar este conflicto mucho tiempo más, porque las consultas ante este organismo se eternizan y no es seguro que se logre ningún resultado.

Por su parte, el MAGRAMA, ha anunciado que solicitarán las medidas que sean necesarias para que ningún sector se vea afectado por el cierre del mercado ruso, mientras que ha informado que se ha acordado con el sector realizar conjuntamente campañas de promoción con el objetivo claro de recuperar el consumo.

Hay que hacer las cosas bien y que las prisas no hagan cometer errores que lleven a generar medidas que sean imposibles de abordar, como criticaban esta semana algunas organizaciones. Quizás habría que analizar lo que ha ocurrido en los últimos meses con los productos cárnicos y su prohibición de entrada en Rusia. Este conflicto ha conseguido que las fronteras rusas estén cerradas a la carne europea sine die, y la UE no puede hacer nada, porque tiene los brazos atados por otros motivos geopolíticos.

Independientemente de la polémica generada por algunas organizaciones agrarias hacia las empresas de distribución, a las que acusan de estar haciendo su agosto por esta situación, lo que está claro es que hay que potenciar la capacidad exportadora del sector agroalimentario. Esto pasaría no solo por la búsqueda de nuevos mercados, sino también por generar nuevos productos y sobre todo por la exportación de “know how” o tecnología que es a lo que se están dedicando muchos países de nuestro entorno y que podría evitar este tipo de situaciones.

Para terminar, otra cuestión que hay que abordar son los encajes de bolillos diplomáticos que tendría que hacer la UE frente a países que quieran beneficiarse del veto ruso a los productos europeos. La Comisión ha lanzado un primer aviso a estos países, pero habrá que ver la intensidad que tiene y si consiguen el efecto deseado. La Generalidad de Cataluña, por su parte, ha pedido que se presione concretamente a América Latina, ya que ha habido países que se han ofrecido como proveedores alternativos.

Los productos a los que ha levantado el veto Rusia son la leche y productos lácteos sin lactosa, patatas, cebolla, maíz híbrido dulce y guisantes -todas estas hortalizas para siembra-, alevines de salmón y trucha, suplementos alimenticios y complejos vitamínicos.



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