El Tancat de la Pipa es un humedal de 40 hectáreas restaurado a partir de un antiguo arrozal en la orilla norte del lago que da nombre al Parque Natural de la Albufera. En él, SEO/BirdLife, junto con Acció Ecologista-Agró, mantiene un acuerdo de custodia del territorio con la Confederación Hidrográfica del Júcar y lleva a cabo actuaciones de gestión de hábitats y seguimiento de avifauna. Los objetivos de este proyecto son intentar mejorar la calidad del agua y el estado de conservación de los hábitats y de las aves de acuerdo con las directrices marcadas por varias directivas europeas.

Para cumplir estos objetivos, el Tancat se estructura en un sistema de filtros verdes y dos lagunas permanentes. El hecho de mantener dos lagunas permanentes no es un tema baladí en el contexto de La Albufera, donde la gestión de los niveles de inundación se encuentra sujeta a intereses agrícolas y cinegéticos. Durante la temporada cinegética, más de 100 motores gestionan y mantienen la inundación en los cotos de caza de aves acuáticas o vedats bombeando el agua. En febrero, una vez finalizado el período hábil de caza, el ahorro energético sirve de excusa para dejar correr el agua hacia el lago y los canales que desembocan en el mar.

Tras este drástico secado, desde finales de marzo y hasta mediados de mayo, las 14.000 hectáreas de arrozales de La Albufera mantienen un aspecto inhóspito en el que apenas se atisba en canales y acequias algún rasgo que recuerde su condición de humedal. Por ello, las localidades que mantienen lagunas permanentes, como el Tancat de la Pipa, suponen auténticos oasis para las aves acuáticas y en especial las migrantes. Allí encuentran un ecosistema con aguas de buena calidad, y gracias a ello, con la presencia espontánea de vegetación subacuática y macroinvertebrados acuáticos.

Desde el inicio del proyecto, y tras una plantación inicial, las dos lagunas del Tancat de la Pipa han mantenido una buena cobertura de macrófitos acuáticos, principalmente Myriophyllum spicatum. Inicialmente, esta vegetación siguió una dinámica típica, con una reducción de cobertura en invierno y posterior recuperación en primavera. Sin embargo, en la primavera de 2011 los macrófitos acuáticos no se recuperaron prácticamente tras el declive invernal.

Gracias al análisis de los datos derivados del seguimiento de la vegetación acuática realizado por el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València y del seguimiento de aves acuáticas realizado por SEO/BirdLife, ha sido posible determinar qué factores intervienen en el éxito de la recuperación de esta vegetación, así como plantear medidas correctoras. El estudio, de interesantes conclusiones, ha sido recientemente publicado en la revista científica Ecological Engineering.

Distintos tratamientos

En el estudio se realizó una plantación con macrófitos siguiendo un diseño experimental que permitió analizar el efecto de peces, cangrejos, aves acuáticas, fitoplancton y epífitos sobre dichos macrófitos en las lagunas. Para ello, sobre estas plantaciones se utilizaron distintos grados de exclusión de peces, cangrejos y aves acuáticas, midiéndose de forma paralela la presencia y abundancia de fitoplancton y epífitos. Por otro lado, se analizó el sedimento, como fuente futura de revegetación, cuantificando y determinando la viabilidad de las semillas encontradas en él.

Los resultados muestran que al cabo de nueve semanas, las plantaciones protegidas totalmente con malla (en la parte superior y laterales) tenían un crecimiento y ocupación máxima de vegetación acuática, mientras que en las protegidas solo por laterales (que permitían alimentarse a aves acuáticas) los macrófitos tuvieron un crecimiento mucho menor, acabando por desaparecer con el paso del tiempo. Los cultivos de las plantaciones totalmente accesibles a los agentes bióticos habían desaparecido casi por completo ya a las tres semanas.

Para los autores del estudio, reducir la presencia de peces exóticos ayudaría a recuperar la flora acuática. De hecho, indican que ya se está llevando a cabo. "Para ello se ha contado con la "desinteresada" colaboración de cientos de garzas y garcetas, que el pasado verano y una vez bajados los niveles de agua, concienzudamente retiraron los peces, carpa y perca-sol, principalmente, de las lagunas", asegura Pablo Vera, técnico de SEO/BirdLife que lidera el estudio.

Para el experto, lo que este estudio enseña es que las aves acuáticas no sólo necesitan alimento, sino que también precisan de zonas de alimentación, un recurso que escasea en La Albufera, el tercer humedal más importante del país desde el punto de vista conservacionista. "La creación de una mayor red de áreas de reserva con lagunas de inundación permanente y buena calidad del agua resulta fundamental, casi imprescindible, para mejorar notablemente el estado de conservación de este humedal. No olvidemos que sin alimento para las aves acuáticas y su descendencia, las aves reproductoras buscan otro lugar. Y que en el Tancat de la Pipa son las especies que se benefician del buffet libre en la época de mayor estrés trófico en Albufera las que consiguen medrar. No es casualidad que la mitad de parejas de pato colorado o focha común de todo el parque natural, y las únicas de ánade friso y cuchara europeo, escojan el Tancat para reproducirse", afirma Pablo Vera.

"¿Hasta dónde podríamos llegar con una red de pequeñas reservas con aguas de buena calidad y libres de fauna exótica? Posiblemente, al pasado, cuando La Albufera mostró su mayor esplendor", concluye Pablo Vera. De momento, el Tancat de la Pipa, gracias a la restauración llevada a cabo en los últimos años, es el rincón de la Albufera que más se parece al original. SEO/BirdLife y Acció Ecologista Agró gestionan el espacio y mantienen abierto un centro de interpretación por el que han pasado ya 20.000 visitantes y voluntarios. El centro acaba de abrir la nueva temporada de actividades.



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