El pasado 17 de diciembre se inició el periodo de consultas a un proyecto para realizar una campaña sísmica en busca de hidrocarburos en 106.922 kilómetros cuadrados alrededor de las Islas Baleares, desde el Cap de Creus al norte hasta el sureste de Ibiza y Formentera: una superficie equivalente al 21% del territorio terrestre nacional.

Según ha alegado WWF, el análisis ambiental presentado por los promotores infravalora los impactos sobre el medio marino de las exploraciones sísmicas, unos impactos ampliamente demostrados: las emisiones acústicas de alta intensidad y baja frecuencia asociadas a este tipo de operaciones producen daños sobre las poblaciones de cetáceos, tortugas marinas, y especies de interés pesquero como la anchoa. Las medidas de mitigación propuestas son absolutamente insuficientes para prevenir estos impactos.

Por otra parte, WWF ha reclamado que se lleve a cabo una Evaluación Ambiental Estratégica de todos los proyectos petroleros en los mares españoles, que analice su impacto de forma conjunta. A día de hoy, existen proyectos para buscar hidrocarburos en el 12% de la superficie marina española, frente al 1% protegido actualmente (que se espera que llegue al 8% a finales de este año). El este de Lanzarote y Fuerteventura, el Canal de Menorca o el Cap de Creus son algunos de nuestros paraísos marinos amenazados por la fiebre petrolera.

Para José Luis García Varas, Responsable del Programa Marino de WWF: ?esta es una amenaza global que se extiende más allá de nuestras fronteras. En la actualidad los planes de búsqueda de hidrocarburos en el mar ponen en un grave riesgo a todo el Mediterráneo?, y continúa: ?por ello es urgente realizar una evaluación transparente y rigurosa de los impactos ambientales directos, indirectos, acumulativos y sinérgicos que puedan derivarse de las todas las políticas, planes y programas relacionados con la extracción de hidrocarburos en los mares españoles?.

WWF reclama la paralización de todos los planes de búsqueda de hidrocarburos en aguas españolas, un claro ejemplo de la amenaza que supone para nuestro planeta seguir apostando por las energías sucias. La organización demanda un cambio de rumbo hacia un nuevo modelo energético basado en las energías limpias, que acabe con nuestra dependencia de los combustibles fósiles, y no ponga en riesgo el futuro de nuestros mares y nuestro planeta.



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