Durante el Foro, los expertos han analizado los aspectos técnicos, medioambientales y regulatorios de los biocombustibles, y han realizado propuestas para la mejora de las políticas actuales.

Los biocombustibles son un componente clave para la estrategia europea de mejora de la eficiencia en el transporte, uno de los sectores con mayor consumo de energía y emisiones de CO2 en España y Europa, y para el que la Comisión Europea ha establecido objetivos muy ambiciosos de reducción.

Sin embargo, se han constatado numerosas dificultades para alcanzar los objetivos propuestos por la Comisión Europea para el uso de biocombustibles. Las principales tienen que ver con la disponibilidad de biocombustibles que cumplan con los requisitos de sostenibilidad, la compatibilidad con los vehículos, y la percepción de los consumidores. A esto hay que añadir las fracturas del mercado creadas por el exceso de regulaciones nacionales, y las particularidades del parque europeo, con un grado alto de penetración de vehículos diesel.
 
Por otro lado, también se observa que la tasa de penetración de biocombustibles avanzados no progresa como se esperaba, y que en cambio el avance tecnológico de los vehículos está logrando aumentar la eficiencia de los mismos y por tanto reducir sus emisiones de CO2.

Por tanto, parece necesario replantearse algunos elementos de la política europea de biocombustibles, para tratar de alinearla mejor con sus objetivos originales: aumentar la seguridad energética, y reducir las emisiones de CO2 en el transporte.

Las principales conclusiones alcanzadas en este sentido han sido:

  • A corto plazo, parece necesario introducir políticas flexibles para alcanzar los objetivos propuestos para 2020.
  • Pero a la vez, es imprescindible compatibilizar los objetivos a largo plazo con los de corto plazo. Por ejemplo, una medida a corto plazo como un mayor uso de los biocombustibles convencionales sin mejoras tecnológicas puede ir en contra de los objetivos a largo plazo.
  • La mejora de la eficiencia en el transporte ayudará a lograr tanto los objetivos a corto como a largo plazo. Por tanto, debe ser un objetivo obligatorio para cualquier política.
  • Es necesario profundizar en si los cambios indirectos en el uso de la tierra deben considerarse como factor de selección de biocombustibles, ya que, en primer lugar, son muy difíciles de medir; y en segundo lugar, no es probable que tengan efectos sobre la deforestación.
  • En el caso de España existe un desequilibrio entre el consumo de diesel y gasolina que debería considerarse a la hora de implementar medidas de cumplimiento de objetivos de biocombustibles, además de aportar ventajas adicionales de eficiencia.
  • En este sentido, la política de biocombustibles debe integrarse en una política integral y estable sobre el transporte, en la que se consideren otros objetivos y consecuencias de este sector.
  • Hay que incorporar a los fabricantes de vehículos a la política de biocombustibles, ofreciéndoles incentivos adecuados a través de una política estable.
  • Asimismo resulta imprescindible lograr la aceptación de los consumidores a través de una información básica y garantías de calidad.
  • Es fundamental armonizar las regulaciones nacionales que impiden la creación de un verdadero mercado común para los biocombustibles.

La situación en España

En España la extinción de la desgravación fiscal de los biocombustibles genera inquietud acerca del posible impacto en los precios de los combustibles. Ademas, la situación de los biocombustibles convencionales en general parece haber alcanzado su techo.

El futuro de los biocombustibles pasa por la segunda y tercera generación de biocombustibles y por tanto por una mayor investigación en tecnologías de producción y aprovechamiento de los biocombustibles más avanzados, en particular etanol celulósico y algas. En este sector España se cuenta con liderazgo tecnológico pero también se requiere apoyo institucional a nivel europeo.



0 0 votes
Valoración
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments