La Dirección General de Energía y Cambio Climático -adscrita a la Conselleria de Energía, Territorio y Movilidad- tiene actualmente 14 proyectos de parques solares en tramitación, la mitad de ellos prácticamente en la parrilla de salida. En total, son 207 MW de potencia que espera poder tener operativa en 2020 y que vendrán a sumarse a los 79 MW de energía solar que a día de hoy genera el archipiélago.

El cierre de los primeros grupos de producción de la central térmica de Es Murterar sólo se podrá llevar a cabo si se avanza lo suficiente en la implantación de las fuentes de energía limpia como para no comprometer el suministro. Así se lo recalcó hace dos semanas el ministro Álvaro Nadal a la propia presidenta balear, Francina Armengol, en la reunión mantenida en Madrid.

A fin de agilizar todo el proceso, la Dirección General ha simplificado significativamente los trámites legales para la activación de los parques de dimensiones más reducidas, de entre 2,5 y 3,5 MW de potencia y una extensión de cuatro hectáreas. Los siete proyectos de la segunda hornada comparten estas características.

Precisamente, la intención del Govern es la de priorizar este modelo, que al contar instalaciones más reducidas se adapta mejor a las limitaciones territoriales de las islas y suponen un menor impacto ambiental y paisajístico. "A partir de ahora se va a dar salida a un proyectos más pequeños y en lugares menos polémicos", explica el director general, Joan Groizard, refiriéndose al rechazo que generó en su día entre diversos sectores megaparques como el de Santa Cirga, en Manacor, o Son Salomó, en Ciutadella, que ocupan entre 50 y 60 hectáreas. "Tenemos un territorio pequeño y fragmentado y las instalaciones deben ser mayoritariamente reducidas", señala para recalcar que, a pesar de que la punta de lanza de la inmersión balear en la energía fotovoltaica deben ser los parques pequeños, "necesitamos también los grandes parques".

Las instalaciones de menores dimensiones cuentan no obstante con el handicap del coste, ya que, por sus propias características, su instalación "siempre va a resultar más caro aquí que en la península". Por lo general, la abundancia de proyectos de megaparques en otros lugares viene dada por la dificultad de su tramitación: su aprobación es complicada y los promotores apuestan por un proyecto grande que salga rentable. Las opciones de implantación de los más pequeños pasan por las ayudas. Por ello, los que tramita el Govern precisan de la subasta prometida por el Gobierno central para resultar económicamente viables. Groizard, en ese sentido, se muestra confiado de que Madrid cumplirá con su compromiso.

Los grandes proyectos, por su parte, dependen del desarrollo de las interconexiones eléctricas. Especialmente, la de Mallorca y Menorca, por la que los promotores del parque de Son Salomó siguen en vilo. Los siete proyectos en fase más avanzada son los de Santa Cirga (Manacor, 50 MW), Son Salomó (Ciutadella, 50 MW), Sa Caseta (Llucmajor, 20 MW), Cap Blanc (Llucmajor, 42 MW), Biniatria (Alcúdia,15 MW), Sa Tanca (Bunyola, 3,5 MW) y Can Mariano Lluquí (Sant Joan de Labritja, 2,5 MW). Precisamente estos dos últimos siguen pendientes de la subasta del Ministerio.



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