La contaminación que producen los incendios es mayor de lo que se pensaba 

Una investigación llevada a cabo por científicos del Instituto de Tecnología de Georgia (EEUU) ha concluido que los incendios forestales del verano aumentan la contaminación atmosférica considerablemente más de lo que se creía anteriormente.

La madera quemada en los incendios lanza al aire lo que conocemos como partículas finas o partículas en suspensión, más pequeñas que las partículas gruesas y que pasan al aire a una velocidad tres veces mayor que los niveles observados en los inventarios de emisiones de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. Las partículas microscópicas que forman los aerosoles son un peligro para la salud humana, particularmente para los pulmones y el corazón.

"La combustión de biomasa produce mucha contaminación, realmente mala para respirar desde el punto de vista de la salud", comenta Greg Huey, líder del trabajo publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Atmospheres. Y es que las partículas, algunas de las cuales contienen oxidantes que causan daño genético, están en los aerosoles resultantes y pueden desplazarse largas distancias hacia zonas pobladas.

Por si esto fuera poco, el estudio pone sobre la mesa la presencia de otros productos químicos en el humo de los incendios forestales, muchos que jamás se habían detectado, y eleva las emisiones anuales estimadas de partículas significativamente.

Los datos anteriores de la Agencia de Protección Ambiental se habían basado en muestras de tomadas en incendios controlados e iniciados por profesionales forestales. Medir la contaminación desde el cielo, directamente en medio de un incendio forestal, no había sido posible hasta ahora.

Para llegar a estas conclusiones, varias misiones de investigación se sumergieron en los penachos de tres grandes incendios forestales, incluyendo Rim Fire, el incendio que se inició el 17 de agosto de 2013 y se convirtió en el tercer incendio más grande en la historia de California (EEUU). Los investigadores, en colaboración con aviones de la NASA y el Departamento de Energía de Estados Unidos consiguieron medir las sustancias químicas y las partículas del humo de los incendios en tiempo real. "En realidad fuimos a medir, justo encima del fuego, todo lo que estaba saliendo", comenta Huey.

En total, más de una docena de universidades y organizaciones participaron en la recolección de datos o análisis. "Se espera que este documento sirva como base para la próxima misión de monitoreo químico de incendios de la NASA", dijo Huey.



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