El lobby de los grupos empresariales en el seno de la ONU ha conseguido impedir la implementación de soluciones efectivas al cambio climático, la producción de alimentos, la pobreza, el agua o la deforestación. En su lugar, solo promueven falsas soluciones al servicio de las empresas, contribuyendo a una concentración de la tierra, los recursos y las vidas de las personas en manos empresariales. Así lo afirma una declaración conjunta llamada "No más control y cooptación empresarial de las Naciones Unidas", promovida por Amigos de la Tierra Internacional y firmada por más de 250 organizaciones.

En respuesta a la declaración, la oficina del Pacto Mundial sostiene que siempre ha intentado dejar claro que "la ONU y la comunidad empresarial no comparten los mismos objetivos centrales; que solamente en algunas áreas clave, las empresas, la sociedad civil, la Organización y los gobiernos tienen áreas comunes de interés".

No obstante, los promotores de la declaración reafirman que la iniciativa del Pacto Mundial de la ONU hace la vista gorda a las malas prácticas empresariales y permite la influencia empresarial en los procesos y resultados de la organización internacional.

Por lo tanto, aunque el Pacto Mundial sostiene que las empresas que lo suscriben se "adhieren a estándares aceptados internacionalmente", en realidad muchas de ellas no cumplen con estos estándares. Y eso es así porque no existe un mecanismo creíble de rendición de cuentas, contrariamente a lo que dice el Pacto Mundial, que solo expulsa a las empresas si no informan sobre las violaciones de derechos humanos, pero no porque ellas mismas las cometan.

Esta observación no solo es compartida por las diez organizaciones promotoras de la declaración, sino también por la comunidad internacional de ONG. En una declaración recientemente publicada por el Grupo Principal de ONG durante las negociaciones de la ONU sobre Río+20 celebradas en Nueva York, la sociedad civil alertó a los gobiernos nacionales y los organismos de la ONU sobre el peligro de los lobbies empresariales.

Las ONG exhortan a los gobiernos a que adopten un régimen regulatorio sólido y robusto para las grandes empresas, que las obligue a presentar informes y a someterse a mecanismos de rendición de cuentas en lugar de confiar en los meros compromisos voluntarios y en la denominada responsabilidad social empresarial. Las negociaciones de Río+20 en Nueva York culminaron la semana pasada sin ningún acuerdo importante, más allá que el de extender las negociaciones con una ronda más antes de la celebración del evento.

"Si esperamos que el resultado de Río+20 sea realmente el futuro que queremos, la nueva ronda de negociaciones informales que se inicia el 29 de mayo tendrá que encarar el desequilibrio estructural de poder existente entre las empresas y los Estados miembros de la ONU. La Economía Verde está siendo utilizada como mecanismo para permitirles a las empresas apropiarse de la agenda ambiental y de desarrollo de la ONU", afirma Anil Naidoo del Consejo de Canadienses (Council of Canadians), una de las diez organizaciones promotoras de la Declaración de la sociedad civil para terminar con el control empresarial de la ONU.



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