En el Congreso Mundial de la Naturaleza, que se está celebrando en Barcelona, WWF/Adena ha lanzado un informe científico que revela la grave amenaza del cambio climático para los pingüinos antárticos. El estudio concluye que un incremento de la temperatura media global de 2º C llevará a la extinción, de aquí a mediados de siglo, a las colonias de pingüinos emperador y de Adelia.

En el marco del Congreso de la UICN, WWF/Adena ha presentado un estudio sobre los efectos devastadores del cambio climático en los pingüinos antárticos. Bajo el título: “¡2°C es demasiado! Impactos del aumento de 2°C en pingüinos antárticos”, el informe concluye que un aumento de la temperatura media global de 2ºC, tal y como pronostican los modelos climáticos, supondrá una reducción dramática en la población de las colonias de pingüinos emperador y pingüinos de Adelia. Según el análisis de WWF/Adena, este incremento tendrá lugar en menos de cuatro décadas, dando como fecha más concreta el año 2042.

Inmediatamente antes de la presentación del informe y como acción de denuncia, WWF/Adena ha organizado un show de teatro de calle a las puertas del Centro Internacional de Convenciones. Los protagonistas fueron los propios pingüinos que han protestado por la crítica situación en la que se encuentran por la acción del hombre y le han exigido responsabilidades ante el cambio climático.

Cabe destacar que el cambio en el clima hará que disminuya la cubierta de hielo marino en el océano Austral, elemento imprescindible para la cría y alimentación de estas especies. Desde WWF/Adena subrayan que el pingüino emperador es una especie muy bien adaptada a las condiciones extremas de la Antártida. Sin embargo, el continuo aumento de las temperaturas supone un obstáculo para su supervivencia. Esto se debe a que se reduce el área para alimentarse y criar a sus polluelos. El krill, un componente muy importante para la alimentación de estas aves, depende del hielo marino. De ahí que si este disminuye, también lo hagan en cadena los recursos alimentarios.

“El estudio muestra que estas aves antárticas ya han sufrido una notable reducción de sus poblaciones. De hecho, correrán serio peligro si la tendencia de aumento continúa hasta llegar a los 2º C para mediados de siglo”, señala Juan Casavelos, Coordinador del Proyecto Cambio Climático en la Antártida de WWF Internacional.

“Es necesario que la comunidad internacional analice todas las formas posibles para mitigar el cambio climático e incrementar la capacidad de adaptación de los pingüinos a este problema”, apunta Heikki W. Mesa, Experto en Energía y Cambio Climático de WWF/Adena.

WWF/Adena propone:

Globalmente

Todos los países del mundo trabajen mancomunadamente para alcanzar un ambicioso acuerdo en 2009 que detenga el proceso de cambio climático más allá de 2012 luego de finalizado el Protocolo de Kyoto.

Los países desarrollados reduzcan sus emisiones entre 25-40% para 2020 y entre 80-95% para 2050, comparado con los niveles de 1990.

Promoción de inversiones sociales y ambientales para aumentar la capacidad de adaptación y las actividades de mitigación. Regionalmente

La Unión Europea deberá:

Comprometerse con un objetivo de reducción de emisiones de GEI del 30 por ciento por debajo de los niveles de 1990 para 2020 dentro de sus fronteras. Destinar una financiación adicional del 15% a países en desarrollo para actividades de adaptación y reducción de emisiones que contribuyan al desarrollo sostenible.

En el caso específico del Océano Austral, la CCRVMA debería:

Emitir una resolución reconociendo los potenciales impactos negativos del cambio climático en el Océano Austral y sus recursos vivos marinos antárticos. Comprometerse a identificar e introducir los requisitos necesarios para minimizar y evitar los impactos donde fuese posible.

Aplicar el enfoque basado en el Principio de precaución en el manejo del Krill (Euphasia superba) y pesquerías que permita, entre las incertidumbres existentes, incluir los impactos del cambio climático. Esto permitiría un futuro saludable para las pesquerías, poblaciones de krill y todas las especies del Océano Austral, incluyendo a los pingüinos (emperador y de adelia) que dependen de ellos.

Establecer en los próximos años una serie de áreas marinas protegidas, ecológicamente significativas, en colaboración con las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico. Estas serían un refugio donde las especies puedan resistir las consecuencias del cambio climático sin factores de mortalidad adicionales que alteren la cadena alimentaria, con el fin de obtener información para el manejo sostenible de las pesquerías antárticas.



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