La falsa creencia de cumplir los compromisos acordados en la COP21

Revertir, o incluso frenar, las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono y no superar el umbral de incremento de 1,5 ºC para el 2100, parece hoy por hoy imposible. Excepto avances tecnológicos revolucionarios y de momento imprevistos, las emisiones de CO2 deberían llegar a un máximo durante los próximos diez años. 

La única opción posible para frenar el cambio climático pasa por reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles en favor de las energías renovables, y aplicar tecnologías de captura y secuestro de carbono que lo retiren artificialmente de la atmósfera. Unos augurios que empeoran más aún después de que Donald Trump haya anunciado la retirada de EE.UU. del acuerdo contra el cambio climático establecido en la reunión de París.

"La cantidad de dióxido de carbono se puede reducir de dos maneras: parando las emisiones o retirándolo de la atmósfera gracias al secuestro que se hace en los sumideros naturales como plantas, océanos y suelos. Y quizás con nuevas tecnologías humanas, aunque de momento son inviables", explica Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), y uno de los autores del estudio publicado en Nature Communications. 

Parece que la opción de reducir las emisiones no es posible, lo que de paso reduce cada vez más la capacidad de los sumideros para capturar carbono de la atmósfera. Tanto es así, que el estudio muestra como, en el período de 2002 a 2011, las emisiones antropogénicas de CO2 fueron casi el doble de lo que la Tierra pudo absorber en océanos, suelos y plantas.

La investigación plantea cuatro escenarios futuros, combinando diferentes grados de desarrollo de las renovables y de uso de combustibles fósiles. Uno de estos escenarios contempla seguir con la dinámica actual de crecimiento y consumo. En este caso, se prevé que en 2100 las emisiones de dióxido de carbono sean un 20% superiores a las de ahora, y la temperatura aumente hasta 3,3 ºC respecto a los niveles que había antes de la Revolución Industrial.

"Incluso, el mejor de los casos planteados queda lejos de los objetivos de la COP21: el aumento previsto en un escenario ideal sería de 2,5 ºC", apunta el investigador. Para ello, se necesitaría que las energías renovables se instauren rápidamente -con un crecimiento anual sostenido del 5% (entre 2013 y 2014 sólo lo hicieron en un 2,6%)-, que las emisiones de dióxido de carbono lleguen a un máximo ya en 2022; que se reduzca más de un 75% el uso de combustibles fósiles como fuente de energía primaria en 2100; y que se detengan drásticamente otras actividades emisoras de CO2 como la deforestación.

Ante esto, el estudio plantea la opción que desarrollar tecnología a gran escala para retirar artificialmente el carbono atmosférico. En caso de combinar el mejor de los escenarios planteados con esta tecnología la temperatura no llegaría a subir los 1,5 ºC se quedaría en 1,4 ºC, pero en ningún caso sería posible "enfriar" el planeta. Sin embargo, estas técnicas hipotéticas de secuestro de CO2, hoy por hoy, no están suficientemente desarrolladas y son imposibles de aplicar a gran escala, con unos grandes costes económicos y problemas medioambientales asociados. Por lo tanto, finaliza Peñuelas, "es imprescindible alcanzar el objetivo de sociedades estrictamente neutrales en carbono, donde las emisiones sean inferiores a la capacidad de los sumideros para capturar el CO2".



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