Viñedos españoles

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), ha explorado en todo el territorio español varios índices bioclimáticos que contribuyen a definir la cantidad de uva producida y su calidad, factores clave para analizar la competitividad de la producción de viñedo. Los resultados indican que, con vistas a afrontar un previsible aumento de temperatura, así como un descenso de precipitaciones, será necesario adoptar medidas de adaptación de los viñedos a las nuevas condiciones para mantener la competitividad

En opinión de los investigadores, estas medidas serán más necesarias en los viñedos de la mitad sur peninsular. Además, la recomendación de los expertos es que para que la adaptación sea más eficaz, las acciones individuales de los productores deberán favorecerse con acciones políticas.

Con más de un millón de hectáreas de terreno dedicadas a viñedos, España es el primer país del mundo en superficie destinada a este tipo de cultivo. Además, ocupa el segundo puesto como país exportador de vino, después de Italia, y en términos de producción, es el tercero tras Francia e Italia. La producción de vino en España data del año 1200 antes de Cristo y es una actividad con implicaciones económicas y culturales muy importantes. 

En este contexto, estudiar cómo garantizar la competitividad de este sector en una situación de cambio como la que predicen las proyecciones climáticas durante los próximos años se convierte es una necesidad. Este ha sido el objetivo del trabajo que han llevado a cabo investigadores del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM), un centro mixto de la UPM, la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa) y Agromutua-MAVDA.

El clima define la tipicidad de los vinos y las estrategias de producción de uva. Debido a esta dependencia, es necesario evaluar las consecuencias del cambio climático tanto en la calidad de la uva como en el potencial productivo de la viña, ya que parece probable que acabe influyendo, en primer lugar, en el rendimiento económico de la explotación y segundo, en la capacidad del sector vinícola para competir en el mercado internacional.

Las proyecciones climáticas para dentro de 50 años prevén un aumento de las temperaturas, un descenso de las precipitaciones y un gran aumento de las olas de calor y sequía en gran parte de la península ibérica. Pero, además, predicen efectos locales heterogéneos debido a la compleja topografía. Para poder anticiparse a los posibles riesgos para el cultivo de vid en los próximos años, es necesario estudiar de forma combinada la información climática con el estudio geográfico de los principales índices de zonificación vitivinícola.

Una vez abordado así el problema, el estudio de los índices bioclimáticos describe para las 56 denominaciones de origen protegidas de vinos de España “consecuencias potenciales muy complejas para el viñedo”, según explica la investigadora Ana Iglesias. Las buenas noticias en zonas muy concretas es que el aumento de temperatura alarga el ciclo de la planta y reduce el riesgo de heladas, mejorando el rendimiento y posiblemente la calidad de la uva en zonas con vinos de alto grado de acidez por falta de maduración. Pero, si el aumento es excesivo, la duración del periodo de crecimiento se acorta y esto tiene un efecto negativo en la calidad de las bayas al ocasionar un exceso de madurez y azúcares en la uva. 

En opinión de los investigadores, “en los Valles del Tajo, Guadiana, Guadalquivir y costa del sudeste, las condiciones futuras son un gran reto para el viñedo, sobre todo desde el punto de vista de calidad. En otras zonas productoras, como el valle del Duero, valle del Ebro, Galicia y Cataluña, las dificultades para producir vinos de calidad tal vez sean menores, pero es indiscutible la necesidad de cambiar o adaptar el cultivo al nuevo clima”. Además, también resaltan que un tema clave es la dificultad de mantener el riego en la mayor parte de las zonas, ya que es casi impensable que la superficie regada pueda aumentar.

Para hacer frente a esta situación, las posibilidades de adaptación dependen por supuesto de las acciones individuales del productor, pero, los investigadores de la UPM recomiendan que se favorezcan con acciones políticas, flexibilizando criterios de producción para optimizar la relación clima-viñedo.



0 0 votes
Valoración
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments