La XVI Fiesta de la Trashumancia, que organiza el Ayuntamiento de  Madrid (PP) logró aunar el consenso de las administraciones, que olvidaron sus habituales trifulcas políticas. Las ovejas desdibujaron los límites que trazan los colores políticos, y el Gobierno central quiso también unirse para “apoyar a los pastores y a esta práctica ganadera sostenible, fuertemente vinculada al territorio”, con la presencia de secretario de Estado de Medio Rural y Agua y presidente de la Fundación Biodiversidad, Josep Puxeu.

”En la actualidad, la trashumancia constituye un excelente ejemplo de práctica ganadera sostenible. Hasta nuestros días han llegado itinerarios naturales que han sido, a través de siglos, verdaderos corredores ecológicos que vinculan al hombre con su paisaje”, recuerda un portavoz de la Fundación Biodiversidad.

El pastoreo trashumante es respetuoso con los recursos naturales y con los ciclos ecológicos. Mientras que contribuye a prevenir incendios (los animales acaban con los rastrojos) y a la dispersión de semillas, que viajan en su interior o enganchadas a su piel y cabello.

Conservar razas autóctonas

Las trashumancia, que exige mantener características físicas en los animales de resistencia a cada ámbito climático, favorece mantener las razas autóctonas domésticas, seleccionadas.

La normativa sobre la Red Nacional de Vías Pecuarias, en la que se integran todas las cañadas y aquellas otras vías pecuarias que garantizan la continuidad de las mismas, las convierte en un instrumento más de la política de conservación de la naturaleza, al tiempo que posibilita su uso cultural y su disfrute por parte de todos los ciudadanos.



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