En realidad, la cafeían altera nuestro reloj biológico interno, llamado circadiano. De hecho, se ha comprobado que la cafeína restrasa el reloj biológico en 40 minutos, así que si tomamos café tres horas antes de irnos a dormir se retrasarían nuestros biorritmos en 40 minutos, de ahí que nos cueste conciliar el sueño.
La luz brillante también altera el sueño. La exposición a la luz brillantes durante unas tres horas antes de acostarse también retrasa el sueño. Si se combinan la luz y la cafeína, el reloj biológico se retrasa en casi 105 minutos. Recordemos que el ritmo circadiano responde a la luz y oscuridad, de modo que sabe a qué hora dormir y a que hora despertarse.