El pasado 23 de enero, el presidente de la Comisión Europea, José
Manuel Durao Barroso, acompañado por tres comisarios (Energía,
Medioambiente y Competencia), presentaba en Bruselas la propuesta
de nueva directiva de promoción de energías renovables que busca
hacer realidad los objetivos aprobados por la Cumbre de Jefes de
Estado y de Gobierno de la pasada primavera.
El objetivo de la nueva directiva es que
en 2020 las renovables supongan en
Europa el 20% de la energía primaria,
además de una reducción del 20% de las
emisiones de gases de efecto invernadero y
un 20% más de eficiencia.
La Asociación Empresarial Eólica ha recibido
con satisfacción esta propuesta, como lo
hizo en el mes de marzo con la decisión del
Consejo de la Unión Europea: para el sector
eólico se trata al mismo tiempo de un gran reto y de un espaldarazo a las energías renovables.
De entrada, cabe señalar que consideramos
la propuesta de la Comisión Europea como
muy positiva, ya que recoge nuestras principales
aspiraciones planteadas a lo largo del
pasado año y reivindicadas tanto ante el
Gobierno español –en el que debemos reconocer
que hemos encontrando una gran
receptividad– como directamente ante las
autoridades comunitarias.
Esos planteamientos de partida tenían como
eje principal la salvaguarda de los sistemas de
apoyo de cada país, que en el caso de
España es el apoyo al precio que, como en
Alemania, por ejemplo, se ha revelado
como el más eficaz y eficiente. Para el sector
eólico español, éste era el punto esencial,
pues cualquier otra fórmula hubiera abierto
un período de incertidumbre que a nuestro
juicio hubiera hecho inviable la consecución
de los objetivos. Siempre hemos señalado que, para argumentar las ventajas del apoyo
al precio, no hace falta más que mirar al ranking
de la potencia eólica instalada en el
viejo continente para comprobar que lo
encabezan los países que adoptaron este
sistema.
Desde el sector eólico también hemos destacado
la seguridad que representan los
objetivos vinculantes en la nueva propuesta,
lo que supone una sustancial mejora respecto
a la anterior directiva, en la que estos
objetivos sólo son “indicativos”.
Otro punto importante para las empresas
del sector sobre la propuesta presentada en
enero es que las transferencias de garantía de
origen previstas entre estados sólo podrán
realizarse desde aquéllos que hayan
cubierto sus objetivos nacionales. Un dato
muy importante, puesto que evita que algunos
países coloquen fuera lo que primero
deben instalar en su propio territorio.
Una senda estable
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Energía eólica
Foto: AEE |
Aplaudimos, por tanto, la oportunidad que
representa para la industria eólica española
desarrollar esta tecnología dentro de una senda definida, vinculante y estable en todo
el entorno de la Unión Europea, ya que AEE
entiende que “se da una señal clara de
incentivo a la industria para mantener e incrementar la confianza de los inversores
sin incurrir en riesgos regulatorios”, como
habíamos solicitado en nuestro posicionamiento
oficial el pasado otoño.
Como hemos apuntado, al iniciarse este
proceso la Asociación Empresarial Eólica (AEE), en
sintonía con la Asociación Europea de Energía
Eólica (EWEA) y especialmente con sus
colegas alemanes, junto con los que ha sido muy activa para lograr un borrador en la
dirección adecuada, dejó como premisas fundamentales los siguientes cuatro puntos
que ahora considera cumplidos:
• Cada Estado debe conservar su capacidad
en la definición de sus propios mecanismos
de apoyo.
• La Directiva debe evitar la armonización de mecanismos de apoyo y eludir medidas
que, de hecho, se superpongan al normal funcionamiento de los mismos.
• La Directiva debe promover la estabilidad,
certidumbre y perdurabilidad de los mecanismos de apoyo adoptados por los estados miembros.
• La modificación de la Directiva no debe
implicar que la transposición al derecho
interno represente cambios sustanciales
en la regulación interna que afecte a derechos
adquiridos.
AEE ha anunciado que seguirá participando
activamente, en colaboración con la asociación
europea y en permanente y estrecho
contacto, como hasta ahora, con la Administración
española, en el largo proceso de
tramitación legislativa de este borrador.
Efectivamente, el proceso puede alargarse un
año o más, y será necesario un seguimiento
permanente de discusión en las instituciones
europeas para asegurar el mantenimiento
de los principios enunciados y su concreción en el articulado final.
Tenemos sobre la mesa una propuesta inicial
en la buena dirección y la Asociación Empresarial
Eólica expresa su satisfacción, por tanto, de este paso trascendental de la
Unión Europea para hacer frente al cambio
climático y a la seguridad en el abastecimiento
con el desarrollo de las energías limpias
y autóctonas.
Por eso, queremos reiterar la disposición del sector a contribuir de manera significativa a
la consecución de estos objetivos, aportando
en el año 2020 un parque de generación
de 40.000 MW eólicos en tierra y entre
2.500 MW y 5.000 MW marinos. La eólica
está preparada, como ninguna otra tecnología, para hacer realidad esa etapa en el
proceso de renovar nuestra manera de
dotarnos de energía.
El crecimiento espectacular registrado por
la eólica el pasado año, con más 3.500 MW
nuevos instalados en nuestro país, a los que
hay que añadir los que las empresas españolas,
las más dinámicas del mercado mundial,
han instalado en numerosos países, nos
permite afirmar sin ningún género de duda
que: la eólica sí puede.
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