La sanidad es una actividad significada en lo que se refiere a la generación de residuos tanto por cantidad como por las características de peligrosidad de algunos de ellos.

Estas actividades se tienden a asociar únicamente con los locales profesionales donde se practican: ambulatorios, clínicas, hospitales, etc., pero en los propios hogares también se genera una parte de ellos, sobre todo materiales de cura, fármacos caducados, material clínico sencillo, etc. Otros lugares a tener en cuenta son las consultas privadas de medicina, las clínicas dentales, los centros asistenciales, los botiquines de las empresas, la asistencia a accidentados, las clínicas veterinarias, los laboratorios médicos y bioquímicos, farmacias y otros establecimientos en que se produzcan residuos de esta naturaleza.

Los residuos clínicos son una mezcla de los producidos por las diversas actividades, que normalmente suelen ser:

  • Profesionales o clínicas.
  • De hostelería y actividades generales, camas, comedores, etc.

Dentro de los residuos clínicos hay una clara diferenciación teórica entre los que pueden originar riesgo de contaminación biológica, contagios, etc., y aquellos que no comportan estos riesgos aunque procedan de las actividades sanitarias. Los residuos de cafeterías, comidas, etc., de los centros hospitalarios son, en realidad, iguales a los que producen estas actividades fuera de los hospitales; razón por la cual se consideran habitualmente asimilables a los residuos sólidos urbanos. En estos centros también se generan residuos radiactivos y restos humanos, para los cuales existen cauces establecidos totalmente diferenciados de los residuos urbanos.

La cantidad de residuos hospitalarios producidos varía mucho según la especialidad de cada centro. La práctica actual tiende a establecer tres agrupaciones para estos residuos cuya diferenciación queda bajo la responsabilidad de los gestores de los centros hospitalarios, que establecen, por lo general, un sencillo método de bolsas de colores diferentes para asegurar y evitar la mezcla de estos productos. Los residuos asimilables a los urbanos se gestionan por los métodos habituales establecidos en las ciudades y con equipamientos y sistemas organizativos similares.

La diferenciación, siempre polémica, entre peligrosos o biocontaminantes e inocuos se centra en los residuos clínicos. Tanto es así, que existe una tendencia a dar un tratamiento conjunto a las dos fracciones con objeto de evitar las complicaciones organizativas y asegurar la ausencia de riesgos. El defecto radica en que obliga a dar un tratamiento mucho más caro al 39% de estos residuos, cuando realizando la segregación según peligrosidad, los tratamientos complejos y costosos sólo deben aplicarse en el 9% del total.

La Ley 42/1975 de 19 de noviembre permite a los municipios exigir a los propios productores la recogida de los residuos que se consideren peligrosos, y la práctica generalmente utilizada es que el municipio organice la recogida de los residuos sin peligrosidad y deje que los peligrosos o biocontaminantes los gestione el sector sanitario especializado en la materia.

Los residuos clínicos biocontaminados requieren un proceso de tratamiento previo al vertido o eliminación final debido a su naturaleza infecciosa. Estas operaciones pueden hacerse en el propio centro sanitario, lo que simplifica la recogida de los residuos y su eliminación posterior. Los sistemas de tratamiento previo intrahospitalario se reducen básicamente a dos: incineración y desinfección.

Incineración. Muchos hospitales cuentan con hornos para la incineración de pequeños restos anatómicos que son utilizados también para los residuos. Las exigencias impuestas por la normativa actual en materia de incineración de residuos y los valores exigidos en las emisiones de gases y control de las escorias producidas, hacen que la práctica totalidad de los incineradores existentes incumplan estos requirimientos y que se desaconseje la instalación de nuevas unidades de incineración en centros hospitalarios por su costo y complejidad. En la mayoría de países europeos está explícitamente prohibido este tratamiento intrahospitalario, tendiendo, en el caso de incineración, al uso de instalaciones generales que están diseñadas para el perfecto control de sus emisiones.

Desinfección intrahospitalaria. La desinfección es un procedimiento para eliminar los agentes patógenos presentes en los residuos. Puede conseguirse de diversas formas:

Por vapor. Se consigue en autoclaves convencionales, y es una tecnología de uso común en los hospitales, pues se emplea habitualmente para la esterilización de material sanitario diverso: instrumental, envases, etc. El principio del tratamiento se basa en eliminar el potencial infeccioso de los residuos mediante la acción de vapor a una temperatura y presión prefijada durante un periodo determinado de tiempo.

Por microondas. Para conseguir llegar a la masa interna del residuo se requiere una trituración previa y la introducción de agua, que al calentarse por acción de las microondas, produce el vapor que actúa sobre los residuos, consiguiéndose así la desinfección.
Esta es una tecnología de reciente aparición que no está aún homologado por las autoridades competentes, ya que existen varias interrogantes acerca de su utilización debido a la necesidad de trituración previa y a la problemática de la desinfección de objetos de metal en los que la reflexión de las ondas puede originar daños en el propio equipo.

Por agentes químicos. La operación se lleva a cabo en una balsa, donde se baten los residuos y el producto desinfectante durante un tiempo determinado hasta conseguir la completa destrucción de los agentes patógenos. Al necesitarse que la superficie de contacto sea la mayor posible, los residuos deben triturarse previamente.

Contrariamente a la incineración, mediante la desinfección no se consigue la desaparición de los residuos sino que estos, una vez desinfectados, pierden su carácter de peligrosidad biológica y pueden ser tratados como residuos sin peligrosidad.

Por desinfección no se pueden tratar los residuos contaminados químicamente; sólo los contaminados biológicamente.

Los sistemas de recogida de residuos sanitarios biocontaminados se basan en la máxima seguridad de todos los agentes implicados en el movimiento de los mismos desde su generación hasta la eliminación final. Esta se efectúa secuencialmente en dos áreas diferenciadas, el interior y el exterior del hospital, con las siguientes fases:

En el ámbito intrahospitalario:

  • Selección de los residuos.
  • Envasado hermético:
  • Traslado intrahospitalario.
  • Almacenamiento transitorio.

En el ámbito extrahospitalario:

  • Recogida de envases.
  • Transporte extrahospitalario.
  • Eliminación.

La recogida intrahospitalaria de los residuos suelen realizarla los empleados de la empresa de limpieza contratada por el hospital; su recogida, transporte externo y eliminación, deben estar a cargo de empresas debidamente autorizadas para la gestión de residuos sanitarios.



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