La depuración de aguas residuales según tratamiento convencional genera unos fangos que, tras su fermentación anaerobia y desecación, produce un lodo, con una humedad media del 70 %, capaz de ser utilizado en la agricultura. Estos lodos admiten varios tratamientos; el más acorde con las exigencias medioambientales de reciclaje y valorización de residuos es el compostaje, y posterior empleo como fertilizante vegetal o enmienda de suelos degradados o «gastados». Las otras dos posibilidades son, por una parte, la eliminación en vertedero controlado, con la consiguiente producción de lixiviados, olores y metano, y por otra, la valorización energética, ambas soluciones viables y válidas, pero a tener en cuenta únicamente como segunda y tercera opción.

El empleo como fertilizante orgánico exige el cumplimiento de una serie de propiedades que garanticen su calidad, entre ellos, temperatura, granulometría, concentración de metales pesados, cantidad de elementos extraños, etc., y la relación carbono-nitrógeno del compost, que es una de las más importantes, ya que tanto el carbono como el nitrógeno son dos elementos esenciales para la nutrición de cualquier especie vegetal. Todos estos conceptos citados, además de otros aspectos, vienen determinados en la Directiva 86/278/CEE, traspuestas al Derecho Nacional por el Real Decreto 1.310/90.

La relación Carbono-Nitrógeno indica la fracción de carbono orgánico frente a la de nitrógeno. Casi la totalidad del nitrógeno orgánico presente en un residuo orgánico es biodegradable y, disponible. Con el carbono orgánico ocurre al revés; una gran parte se engloba en compuestos no biodegradables que impiden su disponibilidad en la agricultura.

Los parámetros C/N son variables según el caso. Como término medio puede establecerse para un fango digerido activado, una concentración de nitrógeno variable entre el 4 y 7 %, y una relación C/N entre 14 y 16. La relación óptima en la fermentación de la materia orgánica oscila entre 25 y 35, por lo que, mezclándolo con materia orgánica de RSU se eleva este valor. Aún así, la mejora de este parámetro no es la única condición a tener en cuenta, deben realizarse estudios fisico-químicos y de caracterización, antes y después de la mezcla con la materia orgánica, y obtener datos de factores tales como humedad, temperatura, concentración de metales pesados y elementos tóxicos, presencia de organismos patógenos, etc. y si resulta una mezcla adecuada, avanzar en el desarrollo de proyectos e instalaciones para tal fin, definiendo además las proporciones de mezclas idóneas para el manejo mecánico de la mezcla y para el proceso de fermentación de la misma, determinar las variables indicadoras y de control del proceso de fermentación, así como los indicadores de calidad del producto final, etc…

La mezcla de los lodos con la materia orgánica procedente de RSU suele realizarse aprovechando las instalaciones de tratamiento de RSU, adaptándola con pequeñas modificaciones, aunque también es cierto que existen plantas que en su diseño original contemplan la posibilidad de este tratamiento adicional. De cualquier modo, el tratamiento básico contempla los siguientes pasos:

  1. Deshidratación de los Iodos frescos hasta un 70% de humedad en las propias depuradoras de aguas residuales.
  2. Transporte en vehículo adecuado hasta la Planta de tratamiento de RSU. evitando cualquier riesgo sanitario y medioambiental.
  3. Mezcla con una proporción a determinar con la materia orgánica procedente de RSU, previo a los tratamientos de fermentación, aerobia o anaerobia.
  4. Fermentación aerobia o anaerobia controlada de la mezcla, según el método existente en la instalación, volteos en parque, en nave cerrada, túneles cerrados, etc.
  5. Afinado del producto resultante de la fermentación para eliminación de impurezas y eliminación del rechazo del afinado, en vertedero controlado o mediante valorización energética.
  6. Maduración del compost fresco hasta su estabilización, también según el método existente en las instalaciones de tratamiento de RSU.

Si este proceso se sigue adecuadamente, bajo unos parámetros correctos de gestión, se consiguen mejorar las condiciones de manejo de lodos al mezclar dos componentes con distinta humedad, textura, granulometría, relación C/N, pH, etc., optimizar el rendimiento, la gestión y la amortización de las Plantas de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos, evitar la búsqueda de nuevas ubicaciones para la implantación de instalaciones de tratamiento de Iodos y reducir las inversiones necesarias para la construcción de Plantas que resuelvan el problema de tratamiento de los Iodos de depuración de aguas residuales.

La posibilidad de que estos residuos encontraran solución en instalaciones existentes, contribuiría a la cumplimentación de objetivos de la Directiva 91/271 y facilitaría los de la Directiva 86/278 en nuestra región.

La aparición de lodos procedentes de depuradora de aguas residuales va a aumentar. Según la Directiva 91/271 /CEE sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas, España se encuentra por debajo de los límites estipulados.

En la Comunidad Autónoma Andaluza, por ejemplo, en los próximos diez años el número de instalaciones de depuración de aguas residuales debe aumentar en un 65 %, para lo que tendrá que invertir 347.000 millones de pesetas. Esto conllevará la aparición de un nuevo residuo, que, aproximadamente representaría unas 500.000 toneladas de Iodos de depuración, que habrá que eliminar con el mínimo impacto ambiental. Por todo ello, el tratamiento conjunto de lodos de depuradora con materia orgánica de R.S.U. se vislumbra como una solución adecuada a su tratamiento.



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