Para una gestión lo más racional y equilibrada posible de los residuos sólidos urbanos, resulta imprescindible conocer a fondo todos sus parámetros y características. Algunos de los interrogantes que se plantean respecto a ellos son: ¿qué cantidad de residuos se producen, dónde se producen, cuál es su composición, cuáles son sus propiedades, cómo varían estas propiedades, qué proporción puede ser reutilizada?

Estas y otras cuestiones requieren respuestas que son básicas para planificar e implantar programas de recogida selectiva, para programar adecuadamente los medios para gestionar los residuos no seleccionados y para prever las infraestructuras e instalaciones de tratamiento, recuperación y reciclaje. El conocimiento de la procedencia de los residuos orienta sobre su composición y características, muy diferenciadas unas de otras, y que posibilitan estructurar la gestión de los mismos de forma independizada. Esta medida es de difícil aplicación en núcleos urbanos con pocos habitantes debido a que todos los agentes que forman parte de la vida de la ciudad están íntimamente relacionados. En las ciudades que superen los 100.000 habitantes sí es posible planificar la segregación de alguno de estos residuos, aunque es conveniente diferenciarlos al máximo prescindiendo del tamaño de la población.

A continuación se desglosan, bajo un punto de vista típico, los diversos tipos de residuos habituales producidos por un núcleo humano: Domésticos, procedentes de mercados, viarios, comerciales, industriales y sanitarios.

  • Residuos domésticos. Son los residuos generados en los hogares. Es frecuente integrar en este grupo los originados por bares y pequeños comercios. Según datos de un análisis efectuado por el Ministerio de Medio Ambiente en años anteriores, alrededor del 86% de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos se genera en los hogares, y el 14% restante, en el sector de los servicios. Aunque en cantidades muy discretas, el hogar también produce residuos de otra naturaleza: metales, madera y ligeras cantidades de residuos tóxicos y peligrosos como medicamentos caducados, insecticidas, pilas usadas, fertilizantes y pinturas.
  • Residuos procedentes de mercados. La producción de residuos generados en mercados y galerías comerciales de alimentación está compuesta fundamentalmente por residuos orgánicos, papel y cartón, madera, vidrio y plásticos. A diferencia de los pequeños comercios, estos establecimientos son generadores unitarios de importantes cantidades de residuos, por lo que es aconsejable estudiar la gestión concreta de los mismos y la dotación específica de contenedores diferenciados para las diversas fracciones reciclables como el cartón, los plásticos y el vidrio, e incluso prever elementos para reducir su volumen.
  • Residuos viarios. La limpieza viaria recoge los residuos que se generan y depositan en la vía pública, los cuales merecen una consideración especial a la hora de abordar una gestión integral de los residuos sólidos urbanos. Su cantidad y naturaleza es muy variable según el comportamiento de los ciudadanos pero, esencialmente, están constituidos por restos de embalajes ligeros, papel, vidrio y plástico, por las procedentes de obras realizadas en la vía pública y la sedimentación de las partículas suspendidas en la atmósfera. En estas fracciones están presentes, aunque en cantidades mínimas, metales pesados que tienen efectos medioambientales negativos, derivados del benceno y sustancias alquitranadas procedentes de la combustión incompleta de los carburantes de automoción, insecticidas, etc., que deben tenerse muy en cuenta al estructurar los servicios para la gestión integral de los residuos urbanos.
  • Residuos comerciales. Los residuos producidos por el pequeño comercio se integran normalmente dentro de las zonas residenciales donde están ubicados. No obstante, cuando el número de locales es elevado es conveniente considerar aparte los residuos debido a lo específico de su composición. La mayor parte de los residuos procedentes de dichos establecimientos tienen su origen en los materiales utilizados para el envase y el embalaje de los productos que comercializan: cartón, papel, madera, vidrio y plástico. Según el informe de la Secretaría de Estado para el Medio Ambiente de 1990, el 73% del papel y el cartón que se recoge en las ciudades procede del sector comercial.
  • Residuos industriales. Los grandes complejos de producción están normalmente fuera de los núcleos urbanos, pero la pequeña y mediana industria suele ubicarse en áreas específicas de las ciudades e incluso dentro de ellas. Los residuos sólidos que origina la actividad industrial pueden desglosarse en: Inertes, asimilables a urbanos, tóxicos y peligrosos. Los residuos inertes: madera, chatarra, cenizas, papel, vidrio, rechazos de la producción, etc., varían mucho en función de la fabricación concreta. Los residuos asimilables a urbanos suelen significar pequeñas cantidades que pueden integrarse perfectamente en la gestión del resto de los que se producen en la ciudad.
  • Residuos sanitarios. Suponen una cantidad muy pequeña dentro del volumen general que se produce en una ciudad, pero requieren una gestión diferenciada debido a sus características potencialmente contaminantes y al riesgo que pueden representar para los trabajadores y pacientes de los centros sanitarios, así como para el medio ambiente y la salud pública en general. Dada la diversidad de residuos que se producen en un centro sanitario, su gestión requiere una catalogación previa que permita el tratamiento correcto según las características de cada fracción. En una clasificación práctica, pueden establecerse cinco grupos diferenciados: Residuos asimilables, residuos clínicos sin peligrosidad específica, residuos clínicos contaminados biológicamente, residuos clínicos contaminados químicamente y residuos especiales. Los dos primeros grupos pueden integrarse en los residuos urbanos y contabilizan la mayor parte de los producidos por los centros de salud. Los demás grupos, de acuerdo con la normativa reciente de la Unión Europea, han de considerarse como peligrosos y deben tratarse con precauciones especiales. En el quinto grupo se incluyen los residuos que precisan un tratamiento específico marcado por la ley debido a su naturaleza y, en concreto, se trata de los residuos radiactivos y los procedentes de restos humanos.

La gran diversidad de residuos que se producen en las ciudades requiere sistemas de gestión diferenciados. En algunas ocasiones esta diferenciación es muy problemática, sobretodo en las poblaciones pequeñas. Ello obliga a flexibilizar algo los conceptos teóricos y a aceptar ligeras desviaciones sobre los mismos, siempre que no impliquen riesgos medioambientales. Lo idóneo es disponer de sistemas diferenciados para los residuos domésticos y asimilados: residuos viarios, sanitarios y de mercados, pero esto sólo es posible en ciudades de cierta magnitud.

La asimilación de una cantidad discreta de residuos industriales y comerciales, aunque teóricamente sea incorrecta, facilita que estas entidades urbanas se desprendan de ellas y favorece el control de los vertidos indeseados. Esta es la misma teoría aplicada a los restos de jardinería, los cuales, aunque conceptualmente sí son asimilables a los residuos sólidos urbanos, no suelen estar amparados en las tasas municipales, siendo responsabilidad del productor su recogida, transporte y eliminación.

Los residuos sanitarios sin peligrosidad también pueden ser asimilados a los residuos sólidos urbanos, siendo una práctica habitual que se definan como de recogida obligatoria por parte del ayuntamiento para asegurar así un mejor control sobre los mismos, ya que, teóricamente, gran parte de ellos podrían tratarse como residuos industriales.

La composición aceptada para los residuos sólidos urbanos debe ser un compromiso que equilibre las necesidades ciudadanas con las obligaciones municipales y con las tasas abonadas por los ciudadanos, ya que este servicio es de obligada realización por los ayuntamientos, quienes asumen costos y responsabilidades. Bajo la denominación de residuos industriales, cuya recogida se centra en sector privado por no ser responsabilidad directa del municipio, las ordenanzas municipales suelen englobar los siguientes: Residuos masivos de jardinería con excepción de los aceptados como residuos sólidos urbanos, residuos masivos comerciales, envases y embalajes, salvo las cantidades aceptadas como residuos urbanos y residuos industriales en general.

Las empresas especializadas en recogida industrial están preparadas para poder recoger y valorizar todos estos productos de forma diferenciada. Por ello, es conveniente que los municipios no faciliten su integración en la recogida obligatoria de residuos sólidos urbanos ni acepten, bajo ningún concepto, la recogida de residuos tóxicos o peligrosos para el hombre o para el medio ambiente. Mención especial merecen los residuos inertes procedentes del desescombro de la demolición, que deben gestionarse separadamente. En todos estos casos, el ayuntamiento debe tener una función de control sobre estas operaciones y, especialmente, sobre el tratamiento final que se les dé.

Precisan de una máxima especialización y de sistemas de gestión totalmente diferenciados los residuos especiales, radiactivos y restos humanos, debido a sus importantes repercusiones medioambientales y sanitarias.



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