Normalmente, las operaciones de prerrecogida tienen lugar en el interior de las viviendas y locales comerciales e industriales, quedando reservada la vía pública sólo para la presencia constante de los contenedores comunitarios o la ocupación temporal en el caso de cubos individuales.

Para facilitar las operaciones en el interior de las viviendas y, en especial, en los establecimientos, es preciso que las ordenanzas municipales obliguen a la existencia del cuarto de basuras en estas edificaciones. En los bloques de viviendas, el cuarto de basuras debe estar cerca del portal con salida por él o por el garaje a la calle. Su dimensión deberá ser suficiente para la realización de las labores y es necesario evitar su uso para otros fines. Parece razonable eximir de esta obligación a los edificios de menos de ocho viviendas y a los establecimientos comerciales de menos de 200 metros cuadrados.

Las características constructivas de estos espacios aceptan una gran variación, pero en conjunto deben facilitar su limpieza y asegurar las condiciones de higiene.

Por lo que se refiere a cuartos de basuras en industrias y establecimientos, estos no siempre tienen en cuenta los beneficios que reporta un espacio de reserva donde efectuar las actividades de prerrecogida, y aun así, cuando está regulado por la normativa urbanística, no es respetada por los técnicos especializados, que no están dispuestos a sacrificar parte de la superficie útil disponible para actividades que no consideran rentables.

Otro aspecto que afecta al entorno urbano en la prerrecogida es la presencia final de contenedores en la vía pública. No hay duda de que el contenedor, a pesar de ser un elemento extraño y molesto, es muy beneficioso para la gestión de los residuos urbanos, por lo que debe existir la suficiente coordinación entre la gestión urbanística y la de residuos para respetar las necesidades de cada una y llegar a situaciones de compromiso entre la estética y las necesidades ciudadanas. Normalmente, los contenedores se colocan en las áreas de aparcamiento desplazando a algunos vehículos, pero a pesar de esta sencilla solución, presentan algunos problemas, entre los que son los más comunes:

  • Impacto estético negativo en áreas históricas y monumentales.
  • Áreas peatonales.
  • Calles sin aparcamiento.
  • Áreas ajardinadas integradas en áreas urbanas.
  • Urbanismo singular, pasadizos, etc.
  • Zonas de actividad comercial muy alta.
  • Zonas con densidad de viviendas muy alta.
  • Áreas privadas, urbanizaciones y similares.

La solución para las zonas en que no se desea la presencia constante de recipientes en la vía pública es la utilización de cubos individuales en el interior de hogares y establecimientos que se sacarán exclusivamente durante el horario de recogida. Algunas ciudades españolas no han conseguido la colaboración de los ciudadanos de la zona y se han visto obligadas a retornar a la recogida manual a pesar de sus altos costos, la falta de higiene y limpieza y los problemas de seguridad para los empleados. No parece que esta medida sea la correcta, ya que la solución mejor para establecer la recogida de cubos individuales es el mutuo entendimiento entre ayuntamientos y ciudadanos.

En las áreas peatonales, ajardinadas y de urbanismo singular, los recipientes deben integrarse de forma estética. No es lógica pretender que existan contenedores, o que estos se agolpen en las calles adyacentes, por lo que la coordinación con el autor del proyecto urbanístico es precisa, ya que, en caso contrario, los contenedores aparecerán en estas áreas sin ninguna previsión y los resultados serán peores. Los residuos urbanos existen, y es un grave error de diseño olvidarse o no tenerlos en cuenta.

La colocación de contenedores en las calles sin reserva de aparcamiento no es difícil.

La realización de retranqueos en las aceras para alojarlos es una medida muy sencilla y práctica.

Las áreas ciudadanas con aglomeración de habitantes,, las urbanizaciones cerradas y las zonas comerciales de elevada actividad presentan mayor dificultad. En todos estos casos, el uso exclusivo de la vía pública presenta dificultades para albergar el elevado número de contenedores precisos. Si no hay otra alternativa, deben colocarse evitando grupos numerosos de contendores. Tres unidades debería ser el conjunto máximo. Más de tres contenedores en una misma ubicación aseguran el incremento exponencial de la suciedad y de los problemas de respeto a las ordenanzas. Se harán tantas agrupaciones como sean precisas para poder disponer del total de contenedores necesarios.

Aun así, estas soluciones no son perfectas, ya que la comodidad humana hace utilizar con mayor intensidad los contenedores que están más cercanos a su propiedad e infrautilizar los más lejanos, provocando desbordamientos en unos e infrautilización en los otros. En estos casos debe insistirse en el sentido cívico de los ciudadanos para lograr su máxima colaboración y reducir estos problemas. Otra posibilidad es el uso de contenedores de máximo volumen para reducir el área precisa de ocupación, como los utilizados en el sistema de recogida por carga lateral e incluso, y sobre todo en aglomeraciones comerciales, el uso de compactadores estacionarios de gran volumen integrados urbanísticamente en el entorno concreto considerado.



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