Las aguas continentales son un recurso natural necesario para el desarrollo de un gran número de actividades humanas. Su creciente degradación por disminución de su calidad implica la pérdida de posibilidades para hacer frente a un gran número de usos con lo que se hace necesario la realización de estudios que permitan adoptar criterios a la hora de elaborar una planificación racional de la utilización de dicho medio.

 

Por lo tanto, para la realización de una adecuada labor de control y vigilancia de dichas aguas por parte de los organismos competentes, debe existir un conocimiento previo y lo más completo posible del estado físico, químico y biológico, para conseguir así analizar la integridad ecológica, es decir, la estructura y función del ecosistema acuático.

Para conseguir dicha integridad ecológica, se ha comprobado que es necesario la conjunción tanto del estudio hidráulico del cauce como de la comunidad biológica que lo sustenta, ya que el estudio de ambas partes por separado ha llevado durante muchos años al progresivo deterioro de los recursos hídricos.

La realización de un estudio hidrobiológico permite:

  • Proporcionar datos sobre el estado de un sistema acuático de forma regular.
  • Documentar la variabilidad a corto y largo plazo de la calidad del agua por fenómenos naturales o actividades humanas.
  • Evaluar el impacto de la polución producido por la actividad humana.
  • Evaluar la influencia de ciertas zonas de muestreo sobre la fauna del lugar.
  • Evaluar las características hidráulicas del cauce del río y la evolución del caudal mediante medidas de flujo. De esta manera, se puede establecer las variaciones de caudal que sufre el río a lo largo de ciclo estacional y anual.
  • Realizar un estudio de la rivera.
  • Evaluar los Índices Biológicos.

Una parte del estudio hidrobiológico debe llevar a establecer los Índices Biológicos de la calidad de las aguas, los cuales contemplan a los parámetros o aspectos biológicos del medio acuático cuyas variaciones indican la existencia de modificaciones o alteraciones en dichos medios.

Dichos índices, como expresiones matemáticas que resumen un estado biológico de los ecosistemas acuáticos en unos determinados números, representan un instrumento muy útil en la estimación del estado o calidad de dichos ecosistemas. Respecto al problema de la contaminación, estos índices han hecho posible que las personas encargadas de la gestión del agua como recurso natural puedan considerar la integridad ecológica de dicho recurso como un parámetro más a tener en cuenta en su manejo, e incluso pudiendo ser limitante en su planificación.

El poder cuantificar los cambios biológicos producidos por alteraciones del medio natural ha facilitado el estudio comparativo de distintos lugares o situaciones del ecosistema acuático sometido a determinados impactos o actividades humanas y, a su vez, han hecho posible una valoración o estimación objetiva de los mismos.

Debido a que resulta bastante difícil reducir o condensar todos los datos de campo disponibles y representarlos de forma clara y concisa para que sean fácilmente manejables e interpretables y poder sacar así conclusiones, se hace casi obligado recurrir a la ayuda de índices o expresiones matemáticas que relaciones unos datos con otros y simplifiquen su significado. Estos valores o números obtenidos son fácilmente manejables por las personas que tengan relación con la ordenación y control de las aguas o que necesiten conocer o evaluar la calidad de las mismas para la planificación de estos recursos.

Además, en general, todos los índices biológicos de calidad de las aguas utilizan expresiones matemáticas muy sencillas.

La ventaja de los Indices Hidrobiológicos frente al análisis de las condiciones químicas, es que éstas últimas a pesar de ser de una gran precisión, presentan el problema de ser testigos, tan sólo de las condiciones instantáneas de las aguas, no pudiendo medir o detectar la acción de factores ocasionales o de corta duración, salvo que se haga un muestreo de forma muy continuada, mientras que los Indices biológicos nos informan de la situación tanto momentánea como de lo acontecido algún tiempo antes de la toma de muestras. Por lo tanto actúan de «alarma», informando de una posible catástrofe y previniendo antes de que sea letal para la vida de dicho recurso.

Su creciente importancia se debe no sólo a que sirven de base para diseñar unos sistemas de vigilancia y control de las aguas, sino porque suponen un soporte científico en la valoración ecológica de los recursos hídricos de una zona determinada.

El estudio de la biocenosis, vida acuática, permite detectar no sólo vertidos producidos al medio, sino también las alteraciones producidas debida a una inadecuada gestión hídrica del río. También se usan para la evaluación de la calidad del agua ya que éstos responden a la sensibilidad o tolerancia de especies individuales o grupos a la contaminación y les asigna un valor tal que, sumando todos ellos permiten obtener una indicación sobre lo contaminada o alterada que se encuentra una zona.

Dado que muchos de los vertidos que se realizan proceden de la química industrial, hacen que el estudio de la biocenosis acuática sea una herramienta idónea y necesaria para mantener la calidad y la salud del ecosistema.

Son una herramienta excelente para el seguimiento y gestión de cuencas por el personal técnico, con un importante ahorro, tanto económico como de tiempo, al permitir evaluar la situación de las aguas «a pie de río».

Los macroinvertebrados, son los organismos que han sido utilizados con mayor frecuencia en los estudios relacionados con la contaminación de los ríos.

Sin embargo, además de los macroinvertebrados, también existe otro tipo de organismos que se usan como indicadores de la calidad del agua y de las alteraciones que pueda sufrir el medio, entre ellos destacan el plancton o los peces.

Las respuestas de las comunidades acuáticas a las perturbaciones ambientales son útiles para evaluar el impacto de distintos tipos de contaminación:

  • Residuos municipales.
  • Residuos agrícolas.
  • Residuos de la industria.
  • Impactos de otros usos del suelo sobre los cursos de aguas superficiales.

 

Estos estudios se pueden complementar aparte de la realización de índices biológicos, con otro tipo de índices que permitirían un estudio más profundo sobre la calidad del recurso hídrico.

Para ello existen tanto los índices de diversidad como los comparativos.

Los Índices de diversidad reflejan las variaciones en la estructura de las comunidades según el número de especies que comprenden y la abundancia relativa de cada un a de ellas en las mismas. Existen muchos tipos de estos índices, donde al igual que los biológicos permitirían la comparación de los datos.

Los índices comparativos consideran la «similitud» o la «distancia» entre las distintas comunidades biológicas procedentes de diferentes lugares o de la misma zona de estudio pero en diferentes periodos de tiempo.


Grupo de Tratamiento de Aguas Residuales. Escuela Universitaria Politécnica. Universidad de Sevilla.


 



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