En este apartado nos centraremos en las propiedades físicas y organolépticas del agua. Para ello, desarrollaremos a continuación la temperatura, el olor, el sabor y el color, la turbidez y la materia en suspensión, la conductividad eléctrica y, por último, la radioactividad.

La temperatura es una de las constantes físicas que adquiere gran importancia en el desarrollo de los fenómenos que ocurren en el agua, ya que puede determinar la variación de sus propiedades físicas, químicas o biológicas. Así, una variación de temperatura afecta a parámetros tales como la solubilidad de los gases en agua, tensión superficial, viscosidad, densidad, solubilidad de sales, etc.

En las aguas superficiales, la temperatura se produce como consecuencia de la absorción de las radiaciones caloríficas por las capas de agua más superficiales y, en estas capas, la temperatura varía en función de la temperatura del aire, con variaciones muy altas según la época del año. Cuando el agua circula las capas superficiales se mezclan con las demás haciendo que la temperatura sea uniforme, sobre todo en cauces no muy profundos. Esto es lo que suele ocurrir en los ríos, pero en el caso de lagos o embalses en los que el agua está en reposo se producen diferencias importantes de temperatura y, por tanto, de densidad entre las capas superiores e inferiores.

En cuanto a las aguas subterráneas su temperatura depende fundamentalmente del terreno que drena, pero puede influir, además, la naturaleza de las rocas, la profundidad o los aportes extraños que pudieran ocurrir. La variación de su temperatura generalmente no es tan grande como en aguas superficiales, y puede ser constante a una cierta profundidad y a partir de ahí, creciendo según se profundiza.

La temperatura puede indicarnos el estado y los antecedentes de un agua residual o industrial. La temperatura normal de estas aguas es ligeramente superior a la de abastecimiento y, en algunos casos, como centrales nucleares o destilerías, muy superior, lo que origina alteraciones en los equilibrios ecológicos.

Las aguas naturales presentan tonalidad variable, pudiendo presentarse un color aparente, que es el que presenta el agua bruta, y un color verdadero, que presenta el agua cuando se le ha separado el material en suspensión.

La eliminación o reducción del color se hace normalmente mediante coagulación, sedimentación y filtración. En algunos casos, también se emplean la cloración y el carbón activo. El color debe eliminarse en las aguas de bebida y en las de uso industrial. El color, a veces aumenta entre la planta de tratamiento y el consumidor, debiéndose probablemente a la existencia de corrosiones en el sistema de distribución.

Por otra parte, el olor y el sabor están relacionados desde el punto de vista fisiológico, por lo que los trataremos a la vez. Son muchas las fuentes de olores y sabores en el agua, pudiendo clasificarse de modo general del siguiente modo: Fuentes naturales, compuestos inorgánicos y orgánicos, organismos acuáticos, ya sean porque emiten adorantes o por putrefacción y fuentes artificiales, aguas residuales urbanas, aguas residuales industriales y desagües agrícolas.

Entre los compuestos inorgánicos vemos que la mayoría son inodoros. Una excepción es el sulfuro de hidrógeno y sus compuestos, que tienen un característico olor a huevos podridos. Sin embargo, hay muchos minerales y sales que comunican sabor al agua. De los elementos o compuestos añadidos al agua durante su tratamiento, es el cloro y sus compuestos los que pueden ser causa de olores y sabores, pero sin problemas de gravedad. Sin embargo, los compuestos orgánicos sí suelen ser fuente de problemas.

El agua transporta la materia de tres modos: por arrastre, por suspensión o por disolución. Como materias en suspensión se denominan a las partículas insolubles presentes en el agua. Las partículas que están en suspensión según su tamaño pueden formar suspensiones estables, llamadas soluciones coloidales, o bien, estar en suspensión sólo cuando el agua está en movimiento. Se pueden determinar filtrando un volumen determinado de agua y pesando lo que queda en el filtro. Por otro lado, la turbidez es un fenómeno óptico producido por partículas en suspensión que absorben la luz que incide sobre el agua.

El concepto de turbidez está relacionado con el de materia en suspensión aunque, en principio, no puede relacionarse directamente con la cantidad de materia, ya que depende del tipo de partícula que se trate y la medida de turbidez, debe hacerse después de haber dejado sedimentar la materia en suspensión.

Al disolver un ácido, una base o una sal en el agua, éstos de disocian en cationes, con carga positiva, y en aniones, con carga negativa. La disolución que se forma tiene la propiedad de conducir la corriente eléctrica o, lo que es lo mismo, posee conductividad eléctrica.

El agua pura tiene una conductividad eléctrica muy débil, mientras que el agua natural será más conductora cuanto mayor cantidad de cationes y aniones tenga disueltos, hasta llegar a una cantidad límite en la que por más que aumenten la conductividad no varía. El valor de la conductividad varía con la temperatura, de tal modo que al subir la temperatura la conductividad aumenta.

La radioactividad en las aguas limpias y residuales se puede originar a partir de fuentes naturales y a partir de fuentes artificiales, incluyendo entre estas últimas a las operaciones realizadas durante el ciclo de combustibles nucleares, el empleo de la radioactividad en medicina, los usos industriales y los residuos derivados de las pruebas nucleares que existen en la atmósfera.


Grupo de Tratamiento de Aguas Residuales. Escuela Universitaria Politécnica. Universidad de Sevilla.


 



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