En términos generales, hablamos de «residuo» cuando nos referimos a la materia sólida en suspensión o disuelta en el agua. El residuo puede afectar sensiblemente a la calidad de un agua y, por tanto, limitar sus usos. Las aguas altamente mineralizadas con elevado residuo son peor aceptadas para bebidas, comunican sabor al agua y pueden producir irritación gastrointestinal en usos domésticos y algunos usos industriales específicos. Por estas razones, la reglamentación técnico-sanitaria española incluye el residuo seco a 110ºC como carácter físico-químico, estableciendo como valor orientador de calidad un contenido hasta 750 mg/l de agua y como límite máximo tolerable hasta 1.500 mg/l de agua.

En función de las condiciones en que se llevan a cabo la determinación del residuo, éste recibe varias denominaciones.

El término «residuo total» se aplica a la materia restante tras la evaporación de una muestra de agua y su secado a una temperatura determinada de 110ºC. El residuo total incluye al «residuo no filtrable», que es el que queda retenido en el filtro la muestra, y al «residuo filtrable», que es el que lo atraviesa. Estos dos términos se corresponden con el de sólidos o residuos en suspensión y disueltos, respectivamente.

La OMS en sus normas internacionales para el agua potable, considera como concentración máxima deseable 500 mg/l, y como concentración máxima admisible 1.500 mg/l.

El análisis de sólidos sedimentables presentes en una muestra de agua indica la cantidad de sólidos que pueden sedimentarse a partir de un volumen dado de muestra en un tiempo determinado. Es una medida de la cantidad de sólidos que pueden ser eliminados en el tratamiento primario de un agua residual.

La determinación de sólidos totales permite estimar la cantidad de materia disuelta y en suspensión que lleva un agua.

Los sólidos en suspensión se determinan por la diferencia de peso de un filtrado por el que se hace pasar la muestra.

La determinación del residuo seco a 110ºC se puede efectuar por el método gravimétrico después de la evaporación y desecación de la muestra. Este método es aplicable a aguas potables, superficiales y residuales tanto domésticas como industriales. Una muestra homogeneizada es evaporada y secada hasta un peso constante a 110ºC como incremento de tara. A esta temperatura se pierde una parte o la totalidad del agua intersindical y de cristalización, pasando los bicarbonatos a carbonatos como pérdida de CO2.


Grupo de Tratamiento de Aguas Residuales. Escuela Universitaria Politécnica. Universidad de Sevilla.


 



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