Las investigaciones acerca de la evolución de los perros y el momento en que se convirtieron en «los mejores amigos del hombre» son tan diversas como sus teorías. Una de las últimas, publicada en Science, apuntaba a un reemplazo de la población de canes europeos durante el Neolítico, a causa de la migración de individuos procedentes de Asia, que dio fruto a las razas actuales.

Sin embargo, la revista Nature Communications destaca el trabajo de un equipo internacional de investigadores que muestra evidencias de continuidad en el genoma de los perros europeos desde los primeros momentos del Neolítico hasta hoy, dando esquinazo a la teoría previa.

Para comprender la relación genética que existe entre nuestros perros y los que habitaban Europa en la antigüedad, el grupo liderado por Laura Botigué de la Universidad de Stony Brook (EE UU) ha analizado las secuencias genómicas de los restos de dos perros en Alemania procedentes de ese periodo y otro localizado en Irlanda de un estudio anterior.

“Descubrimos que los perros del Neolítico temprano (7000 años) y del Neolítico tardío (4700) son bastante similares a las razas europeas actuales. Además, los tres poseen el mismo tipo mitocondrial que los fósiles más antiguos hallados, de hasta 14000 años. Nuestra conclusión, por tanto, fue que hubo un cambio muy pequeño en la reserva genética de los perros en Europa entre hace 15000 años y hoy”, asegura a Sinc Krishna Veeramah, coautor del trabajo y científico de la Universidad de Stony Brook.

“La divergencia de las diferentes poblaciones de perros que vemos hoy en Eurasia probablemente ocurrió miles de años antes de esto, aunque también ha habido un flujo de genes sustancial después”, agrega Veeramah.

Un único proceso de domesticación

Así, el análisis genómico no solo contradice un reemplazo significativo de la población de perros durante el Neolítico, sino que rechaza la teoría previa sobre una domesticación paralela -en el este y el oeste de Eurasia- a partir de dos poblaciones de lobo diferentes y sitúa el comienzo de la «amistad» con el hombre entre hace 20.000 y 40.000 años.

“No se han encontrado evidencias de dos eventos independientes de domesticación ni de un reemplazo de perros indígenas del Paleolítico europeo como sugería el grupo de Oxford el año pasado. Por el contrario, nuestros datos apoyan que se trató de un único evento de domesticación para todos los perros modernos a partir de una población de lobos grises”, detalla el investigador.

Según estiman de los expertos, este proceso estaría enmarcado por dos eventos mayores: la diferenciación entre lobos y perros, primero, y la divergencia entre perros orientales y occidentales, después.

Los resultados de esta investigación demuestran que la historia de los perros domésticos es tan enrevesada como la de sus dueños. Por el momento, los científicos necesitan recopilar un mayor número de muestras, incluyendo restos antiguos de otras regiones de Asia y Oriente Medio, claves para determinar una estructura demográfica más precisa de los canes y su evolución.

Fuente: Agencia SINC,



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